El medio centenar de agricultores de patata temprana de la provincia vuelve a ver desaparecer el dinero de sus bolsillos un año más en el ecuador de la temporada. Si la pasada campaña los ínfimos precios y la escasa demanda pasó factura, situándose por debajo de los costes de producción, este año la cotización se desploma por la entrada de la verdura vieja procedente de Francia.

Las organizaciones agrarias lamentan que las grandes superficies vendan como patata nueva española (recién sacada de la tierra) el tubérculo almacenado durante seis meses en cámaras frigoríficas procedente del país galo. «La patata vieja, al estar a baja temperatura durante mucho tiempo pierde agua, lo que provoca una alta concentración de almidón que se transforma en azúcar dando lugar a un producto poco saludable», subrayó el responsable del sector en COAG, Alberto Duque.

En la misma línea, el coordinador de administración de Horticultores El Torcal, Francisco Pérez, señala la escasa calidad del tubérculo francés: «Una patata más dura y con menos sabor». Desde septiembre del pasado año la importación de la verdura ha aumentado un 10,6 por ciento en España, escenario que ha propiciado la bajada de los precios entre los 15 y 18 céntimos el kilogramo.

A pesar de ello, las patatas que actualmente se recolectan en el campo malagueño salen al mercado, aunque los agricultores de la comarca de Antequera -donde se concentra la producción de la provincia- prevén que los precios seguirán cayendo sumándose a las pérdidas de la pasada campaña. «En dos años no vamos a ganar nada», lamenta el agricultor Jose Antonio Sánchez Cobos.

Al perjuicio de la entrada de la verdura gala se añade el adelanto de la campaña de la patata temprana en varias regiones del país lo que propicia la saturación del mercado e incide en la bajada de precios.

De este modo, los productores de Horticultores El Torcal piensan en conservar el tubérculo en cámaras frigoríficas si la situación continúa por la misma línea, según explica el coordinador de administración, pero «aún no sabemos qué hacer».

No obstante, los agricultores luchan por dar salida a la verdura y esperan que las cadenas de distribución apoyen el producto español. Asimismo, COAG propone incentivar las políticas de valorización y diferenciación de la patata, así como la puesta en marcha de mecanismos de regulación del mercado que faciliten la salida de la producción de forma ordenada.

Por último, COAG reclama al Gobierno central mayor transparencia y control en el etiquetado, con el fin de que el consumidor pueda identificar la procedencia del producto que quiere adquirir.