­A las faldas de la Sierra de las Nieves el mayor macizo de peridotitas del mundo protege las aguas que hace más de dos siglos utilizaban los habitantes de Tolox para la cura de determinadas infecciones.

El subdelegado de Sanidad en Málaga y farmacéutico toloxeño, Jose García Rey descubrió las propiedades curativas del agua que más tarde se convirtió en un ir y venir de políticos o artistas de reconocido prestigio de la época.

Tras la inauguración del balneario de Tolox en 1869 cientos de turistas a finales del siglo XIX se sintieron atraídos por sus propiedades para la cura de enfermedades respiratorias.

Pocos años después, en 1871 el balneario fue declarado de utilidad pública. La tragedia llegó a sus aguas en 1906, cuando una gran riada lo destrozó. Fue Manuel del Río quien lo reconstruyó y ahora lo gestiona la cuarta generación de su familia.

«Es el balneario donde más clientela infantil se atiende de todo el mundo», asegura el encargado del balneario y del hotel que gira en torno al primero, Damián López.

Se trata de un centro de aguas indicado para problemas del aparato respiratorio. Desde bronquitis, catarros, asma bronquial, asma infantil, sinusitis, calculo de riñón, limpieza renal hasta dermatitis atópica.

Pilar Jurado, es la médico encargada de guiar los tratamientos de cada paciente, que suele rondar la quincena, en dos sesiones diarias de mañana y tarde. Pilar cuenta con el apoyo de cinco auxiliares.

La curiosidad de este balneario, que en nada se parece a los que cuentan con piscinas interminables, es que ofrece al bañista las propiedades de las aguas y de los gases subterráneos que son inhalados para la cura de sus enfermedades.

En este sentido, el balneario de Tolox ofrece diversos tipos de tratamientos: gases naturales que emanan directamente del manantial; balsámico con esencia de eucalipto; aerosoles; nebulizaciones, inhalación de gotitas de agua; pulverizaciones faríngea, partículas gruesas de agua para problemas de afonía; ducha nasal para sinusitis; el baño de ojos para las infecciones oculares; duchas corporales para problemas con la piel e ingestión de agua para problemas internos.

«El agua y el gas, que vienen subterráneos, van cada uno por una serie de conductos que con sus boquillas van inhalando los pacientes, según sus necesidades», expone Damián López.

Desde hace siglo y medio, el balneario abre sus puertas para ofrecer sus remedios a foráneos de Alemania, Dubai, Egipto, Francia o Marruecos, con unos precios que oscilan entre los 80 y los 200 euros por tratamiento.

Un balneario con mirada moderna a través de su hotel, aunque ofreciendo los mismos servicios que en el XIX.