­La cultura y artes populares de Casarabonela se unen en una exposición solidaria en el Jardín Botánico de Cactus y Otras Suculentas, enclavado en dicho municipio, con la colaboración de más de una decena de vecinos de la localidad.

El jardín de actos del complejo botánico se ha convertido en una sala de exposiciones que muestra objetos y útiles de las últimas dos décadas cedidos temporalmente por vecinos del pueblo. La directora del complejo botánico, Tania Muñoz, cuenta que al no haber en Casarabonela un museo de artes y costumbres han querido, por unos meses, hacer una exposición de objetos de otros tiempos. La exposición estará abierta hasta el 15 de septiembre, con entrada libre, pero hay una caja para donativos cuya recaudación se destinará a la ONG Save the Children.

En la muestra han colaborado una veintena de vecinos de Casarabonela siendo Francisco Florido una de las personas que más objetos ha aportado a esta exposición. «Heredé de mi suegro esta inquietud por lo antiguo, por guardar aquellas cosas que iban desapareciendo», dice. Este vecino de Casarabonela ha ido atesorando durante años una variedad de piezas de todo tipo «desde herramientas para la labor del campo hasta utensilios domésticos» cuenta Francisco Florido, quien manifiesta que puede tener hasta 500 piezas en su haber.

Puntas de hacha

Unos de los elementos más antiguos son unas puntas de hacha en piedra que encontró cuando se dedicaba con su padre a la albañilería en la calle Muro del pueblo y otras las encontró en una obra en la calle Real entre los escombros. Entre lo más sobresaliente está la pieza tallada en mármol rosado, el mismo que decora la iglesia de Santiago de Casarabonela, en la cual se apoyaba el antiguo marco de madera de una puerta o una de las primeras máquinas de coser victoriana manual datada en el siglo XVIII cedida por Christine Lovell.

Despunta en la exposición una bolsa de cuero «de oveja posiblemente, tenido con el rojo de las cochinillas de las chumberas. Por eso no ha perdido el color a lo largo del tiempo. Una tintura, carmín, que nos viene de los árabes» relata la directora, que recuerda que en la localidad hay incluso una calle que se llama Zumaque, en la que se hacían aquellas tinturas.

La muestra también incluye una muestra de perfumes, cremas depilatorias, tintes o artículos de maquillaje de los años 20, que llaman la atención por su estado de conservación.

Michael Simon, un inglés afincado en el pueblo morisco y amante del arte y la forma de vida del sur de Andalucía, ha cedido una artesa que compró en una tienda de antigüedades y después restauró.

Simon también colabora con el Jardín Botánico del Cactus durante todo el año aportando sus esculturas basadas en la naturaleza. «Me gusta mucho el arte porque así le vuelvo a dar vida a los troncos de la tala o a piezas de hierro usadas. Por ejemplo, con partes de antiguos útiles de labranza, arados mecánicos o excavadoras hago esculturas. Siempre con piezas que hayan estado en contacto con la tierra», piezas que se encuentran por todo el jardín entre cactus y suculentas y que cualquier visitante puede contemplar estos días de verano, hasta el 15 de septiembre en el municipio de Casarabonela, en pleno corazón de la Sierra de las Nieves.