­La trágica muerte del niño de tres años que cayó desde una altura de más de nueve metros por el patio interior de un edificio de Coín sobrecogió ayer a los habitantes de un municipio que se encuentra en plena fiestas patronales. Mientras el Ayuntamiento declaraba un día de luto y suspendió los actos programados para la jornada, la Guardia Civil se hizo cargo de una investigación que inicialmente manejó como principal hipótesis un accidente. Sin embargo, el caso dio un giro cuando los abuelos maternos del niño denunciaron a su propia hija como responsable de lo ocurrido y de la alta probabilidad de que la joven se fugara. Según fuentes cercanas al caso, esto desencadenó su detención sobre las 21.30 horas como medida preventiva, aunque será la autoridad judicial la que decida hoy si le imputa algún delito.

El caso se conoció sobre las 11.45 horas, cuando un vecino llamó a la Guardia Civil para informar de que un menor había caído desde una altura de al menos tres pisos en un bloque de la calle Manuel García. La versión del requirente añadió que un estruendo le hizo mirar en el fondo del ojo de patio donde vio tumbado al menor. Ante la gravedad de la llamada se movilizaron a los servicios sanitarios, que no pudieron hacer nada por el niño a pesar de prolongar las maniobras de reanimación hasta las 12.45. A esta hora se certificó el fallecimiento, aunque no fue hasta las 15.00 horas cuando la titular del Juzgado Instrucción número 1 de Coín, que decretó el secreto de sumario, ordenó el levantamiento del cadáver y su trasladado al Instituto de Medicina Legal para que se le practicara la autopsia. A pesar de que la madre del pequeño recibió atención psicológica municipal desde el primer momento, la joven sufrió una fuerte crisis por la que fue trasladada al centro de salud de Coín y posteriormente al Hospital Clínico de la capital en estado de shock.

El pequeño se precipitó desde una altura superior a los nueve metros tras alcanzar la ventana de su propio dormitorio. Por ello, la investigación de la Policía Judicial de la Guardia Civil se centró desde el principio en cómo el niño alcanzó la ventana, si estaba abierta y si el nivel de vigilancia al que estaba siendo sometido por su madre era el adecuado. Fuentes vecinales señalaron que la joven, de unos 25 años y origen rumano, se encontraba en la vivienda en el momento de los hechos, aunque precisaron que en otras ocasiones sí había dejado solo al pequeño y que no les extrañaría que se hubiese quedado dormida. Sin pareja y con otros hermanos viviendo en el municipio, la chica vivía con su único hijo y era usuaria de los servicios sociales del Ayuntamiento de Coín.