­En la década de los ochenta del pasado siglo el ala delta era la imagen que mostraba el vuelo libre sobre los cielos del Valle de Abdalajís. Sin embargo, el espacio que se necesita para el aterrizaje de esta práctica deportiva y la aparición del parapente ha llevado a la proliferación de este último desde hace unos años.

Asimismo, el equipo de un parapentista es más cómodo, ya que se reduce a un espacio de una mochila al plegarse. No obstante en zonas como Algodonales (Cádiz) se práctica más el ala delta.

Ambas modalidades ofrecen las mismas prestaciones, aunque con el ala delta se alcanza mayor velocidad, siendo el parapente más ligero.

Por otro lado, cada vez son menos los accidentes en la práctica del vuelo libre por unos sistemas más seguros. «Hoy día los accidentes que ocurren son culpa del piloto, porque son aeronaves perfectas», apostilla el presidente del Club Vuelo Libre Málaga, Roberto Villena.

Para poder llevar las riendas de una aeronave y poder alcanzar las nubes se ofrecen en varias empresas malagueñas cursos para obtener el certificado de piloto federado.

Es el caso de la Escuela de Parapente Eolox, que imparte cursos de iniciación cuyo coste asciende a 490 euros para una formación de piloto en prácticas de unas dos semanas, que pueden ser repartidas por el alumno como lo desee. Así, los cursos de progresión y perfeccionamiento alcanzan un precio de 500 euros con 25 vuelos. Según expone Villena en unos tres meses se puede volar «meramente bien».

No obstante, llegar a convertirse en un piloto experto lo dará la práctica. Al superar una serie de barreras en el ´libro de vuelo´ con 25 horas en el aire y 50 vuelos, junto a otros requisitos.

En el Valle de Abdalajís también se estila el vuelo acrobático que practican algunos pilotos con un parapente más pequeño.

Este deporte no se considera caro. Y es que un equipo de segunda mano ronda los 1.500 euros mientras que uno de estreno asciende a unos 2.500 euros, siendo elementos que suelen durar unos diez años dependiendo del uso.

«Cuando vas a volar consumes bocadillos y gasolina para trasladarte al Valle», señala Villena, quien lo considera un deporte para todas las edades que practican desde jóvenes hasta personas que superan los 60 años, independientemente del estado físico.