El cultivo que implantaron los romanos y explotaron al máximo los árabes para ser erradicado en la Edad Media se ha convertido en alternativo al olivar o al almendro. Y es que España produce menos del 5 por ciento de la demanda nacional de pistachos, cuya principal plantación se asienta en Castilla La Mancha, cubriendo la demanda de Irán, Estados Unidos, Turquía o China.

En la provincia de Málaga la producción anual supera las 21 toneladas, en un mercado liderado por una de las plantaciones más grandes de Andalucía, situada en Archidona.

A pesar de ello cada vez son más los campos de árboles de pistachos que se reparten por la provincia, aunque la mayoría sin producción. Decenas de personas son contratadas a lo largo del año para el cuidado de un cultivo que brinda una mano de obra similar a la del olivo en la poda e injerto del árbol.

En los campos archidoneses se extienden 80 hectáreas de pistachos, aunque son 25 las que están en plena producción, encontrándose las restantes en diferentes estadios.

Antequera fue foco de experimentación en los años 80 cuando, José Aguilar, ingeniero agrónomo archidonés, comprobó el potencial de este fruto seco y decidió implantar su cultivo en la comarca. Los primeros pasos no fueron muy gratificantes, aunque las condiciones meteorológicas de Archidona dieron en la clave.

En 1987 Aguilar inició la plantación de pistacho en el municipio archidonés siendo pionero en la provincia de Málaga en el desarrollo de este fruto seco tan demandado por sus múltiples beneficios para el corazón o la diabetes.

«Consideré que era una alternativa a los cultivos tradicionales como el olivar y el almendro y sustituí los cultivos herbáceos que había en las tierras», indicó Aguilar, que tiene tres décadas de experiencia a sus espaldas e insiste en la rentabilidad de este cultivo a largo plazo.

Pistachos Nazaríes

El 12 por ciento de la cosecha que sale de tierras malagueñas se comercializa a través de la marca Pistachos Nazaríes mientras que el reto se vende a granel a tostaderos o almacenistas de toda la geografía española.

La rentabilidad y adecuación del cultivo a la zona se ha ido confirmando a lo largo de los años, según expone Aguilar, quien en 2009 decidió invertir todos sus ahorros, unos 300.000 euros, en la única planta de tratamiento de pistachos que acoge la provincia de Málaga y que se encuentra en Archidona, donde se recepcionan frutos secos procedentes de toda España y que ha permitido generar cuatro puestos de trabajo.

El pistacho seco llega a la planta para ser objeto de una serie de tratamientos o depuraciones imprescindibles para que el producto llegue en las mejores condiciones al consumidor.

Los pistachos se clasifican en la planta según su tamaño a través de la onza americana, desechando aquellos que están vacíos, que suelen ser entre un 11 y un 15 por ciento de toda la producción.

Por otro lado, este ingeniero archidonés ha creado un sistema innovador mediante un proceso físico, de 48 horas de duración, para la apertura de los pistachos que se encuentran cerrados.

La gran demanda en el mercado español está permitiendo el desarrollo del cultivo del pistacho en la provincia de Málaga por la rentabilidad de un fruto con un precio muy atractivo para los agricultores.