­La campana bautizada como «María» de la torre de la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación fue la que en el verano de 2005 puso de manifiesto la necesidad de una reforma integral.

Salía en procesión la Virgen del Carmen por las calles de Yuquera. José Antonio Doña estaba en el campanario haciendo sonar al conjunto de campanas con un repiqueteo alegre en una de las festividades más importantes del municipio. De repente, una de las campanas «comenzó a desviarse de su eje y a torcerse hacia uno de los lados. La paré como pude. Y, una vez la pude salvar, me senté frente a ella a meditar», relata Doña.

Llegó a la conclusión de que el templo estaba pidiendo ayuda a los yunqueranos. El suceso de la campana puso de manifiesto las necesidades del edificio, del XVI. Se creó una comisión de obras pro-restauración de la parroquia de la Encarnación, compuesta inicialmente por unas 20 personas que fueron puerta a puerta explicando la situación del edificio. «Y más de doscientas familias se comprometieron a aportar una cuota mensual a su criterio», relata el secretario y tesorero de la comisión.

Así nació un colectivo de feligreses que desde 2005 viene realizando «distintas actividades para recabar fondos. Todo el pueblo se une por su parroquia colaborando. Recuerdo que la iglesia de Yunquera está formada por todos los bautizados, que no se nos olvide, es patrimonio de todos los bautizados, es decir, del pueblo».

Con los primeros ingresos recuperaron las campanas, la fachada y las cubiertas, la sacristía, los salones parroquiales, los bancos víctima de la carcoma, la carpintería y el reloj, que llevaba más de veinte años sin dar la hora. Obras de la primera y segunda fase que concluyeron en 2012.

«Hasta ahora se han recogido en aportaciones por el pueblo, entre cuotas de socios, donativos, rifas, lotería de Navidad, chiringuitos en la Romería de Porticate, Feria del Rosario, Feria del Vino y de la Castaña, puestos de buñuelos y chocolate, venta del libro «Yunquera: Historia y Monumentos», durante estos diez años, unos 240.000 euros, el Obispado ha aportado 120.000 y el ayuntamiento 42.000. Y los dos bancos que operan en la localidad han contribuido con 3.000 euros cada uno», señala José Antonio Doña. La crisis mermó los ingresos pero han sabido esperar hasta este momento en el que se están ejecutando la tercera y cuarta s fases del proyecto: los interiores.

Dentro de estos trabajos, se va a cambiar el cableado eléctrico de los años 60, obsoleto y peligroso, que dejaba en numerosas ocasiones el templo sin luz debido a cortocircuitos.

Se van a recuperar las primitivas bases de las columnas de las naves de la parroquia revistiéndola en mármol rojo y blanco, a juego con la piedra del altar mayor y se van a terminar con los numerosos desperfectos en la yesería que decora al techo y las paredes interiores. En este sentido, el color de la pintura interior está por determinar a la espera de que se realicen catas y se pueda concretar el color original.

Finalmente, se sustituirán las desgastadas vidrieras por otras «del sevillano Antonio Jesús Salgado. Un juego de 18 vidrieras, dedicadas a la letanía de la Virgen de la Encarnación que son una auténtica maravilla», expone el impulsor de la recuperación de la parroquia de Yunquera.

Calefacción

Debido a las dimensiones de las naves en invierno la iglesia es bastante fría. Por esto mismo la asociación pretende seguir trabajando para reunir el coste necesario para implantar un sistema de calefacción, así como el arreglo y dotación de algunos retablos.

La última fase de las obras de restauración comenzó el pasado 17 de agosto y está prevista que termine para Navidad. Desde que en 1900 se pusieron las tejas vidriadas de la torre del campanario, el templo yunquerano no se había sometido a una restauración como la actual.

Precisamente, cuando terminen las obras de reforma, la comunidad cristiana de la localidad quiere invitar al obispo de la Diócesis de Málaga, monseñor Jesús Catalá, para que bendiga el templo y comparta con los yunqueranos el esfuerzo de más de una década.