La caída de la cotización del porcino blanco en la provincia de Málaga desencadena un futuro nada halagüeño para los ganaderos. Así el responsable de COAG, Antonio Rodríguez, lamenta que si esta situación continúa a largo plazo podrían desaparecer un 50 por ciento de granjas porcinas, recordando la extinción de cerca de un 30 por ciento en los últimos años. Se trata de una situación que afecta especialmente a aquellos agricultores que trabajan por libre ajenos a las agrupaciones de ganaderos o en integradoras. Es una realidad que vive Miguel Ramírez, ganadero de El Palo, que ha pasado de tener 200 cabezas de porcino a 15 cerdos al no poder hacer frente a la granja. Tras toda una vida dedicado al sector ganadero «al final tendré que cerrar la granja porque no me compensa. Las pérdidas son catastróficas», expone. En esta línea, el director de Gestión Ganadera de Dcoop, Juan Carlos Rodríguez, pone de relieve que las explotaciones pequeñas «con pocos recursos que no estén dimensionadas, están abocadas al cierre o a la integración en estructuras». Por ello COAG, reclama, como medida para acabar con esta situación, programas de promoción que potencien el consumo tanto a nivel estatal como en la UE y otros mercados exteriores, y que incidan en la apertura de mercados alternativos al de Rusia, así como la reducción de los costes mediante el fomento de la producción de energía en las propias explotaciones porcinas.