­La campaña de recolección del aceite de oliva comenzó hace dos meses y en algunas explotaciones está a punto de terminar. La Federación de Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía destaca lo atípico de este ejercicio y determina que muchas explotaciones culminarán la recolección antes de comenzar el invierno muy lejos de lo habitual, en enero o febrero.

El motivo, las condiciones climáticas de final de otoño, de extrema sequedad y temperaturas primaverales, en torno a los 20 grados durante el día, que han provocado que se adelante la maduración de los frutos. El responsable del Consejo Sectorial de Aceite de Oliva de la federación, Cristóbal Gallego, lo califica de una campaña exprés, como no recuerda otra.

Esta circunstancia, unida a la mayor producción de aceites tempranos, está ocasionando confluencia de producto para molturación en la entrada de las almazaras, «en lugar de una llegada progresiva y escalonada como en años anteriores».

Cristóbal Gallego asegura que la campaña es tan atípica que los olivareros de regadío están recurriendo al agua en plena recogida para frenar el arrugado del fruto», algo «fuera de lo normal».

El responsable del Consejo Sectorial de Aceite de Oliva de la federación afirma que los olivareros están sometidos a un estrés hídrico enorme, que evidencia una mala formación de los frutos, un bajísimo rendimiento y una menor producción de aceite por hectárea. Estas circunstancias, unidas al carácter vecero del olivo, «pueden afectar muy negativamente a la siguiente campaña, de no llegar las lluvias pronto».