Golfo y Luna son los dos protagonistas de las tardes del jueves en la Residencia de Mayores San Juan de Dios de Antequera. Durante una hora, estos dos personajes, que andan a cuatro patas y tienen mucho pelo, juegan con los habitantes de la residencia. Juegos que en realidad son actividades terapéuticas para lograr mejorar la motricidad, relajación y autoestima de los ancianos. Estos dos perros son miembros de la asociación malagueña El Perro que Ayuda´, y como tal están especialmente adiestrados para actuar como terapeutas.

Esta asociación, personalizada en sus perros y en sus guías, lleva trabajando en San Juan de Dios tan solo cinco meses. Momento en la que la orden de San Juan de Dios se hizo cargo de la gestión de la residencia. Aunque el tiempo de trabajo con estos mayores es todavía corto, los pacientes están encantados con esta actividad tan original, como la define Trini, de 80 años. Golfo y Luna les dan su alegría y compañía a los ancianos, recibiendo ellos su cariño y ternura. Esta estrecha relación hace que ambos se lo pasen bomba como dice Carmen, de 80 años, aunque a veces la «hora se hace corta», apunta Rosario, de 90 años.

La razón por la que estos pacientes están encantados es porque esta actividad es «novedosa e innovadora», explica Joaquín Meléndez, director de enfermería del Hospital San Juan de Dios y responsable de este proyecto.

Golfo y Luna se convierten en terapeutas, asegura Meléndez, «actuando como una herramienta con la que se consigue que el paciente se relacione con el entorno a la vez que realiza una actividad gratificante y lúdica».

Sin embargo, es imprescindible la presencia de un guía o técnico en terapia asistida por animales, en este caso la antequerana Juana Martín, para realizar las sesiones.

Detrás de sus simples juegos se esconden los objetivos terapéuticos para mejorar la motricidad , explica Martín. Según ella, algunas personas mayores se muestran reacias a realizar actividad física, pero al llevar a un perro «estos actúan como mediadores» y se animan.

Hacer que recojan y devuelvan un aro de colores, lograr que construyan un túnel humano o hacer que den la patita, son acciones muy simples para estos perros adiestrados, pero para los mayores lo son todo.

La terapia canina con mayores es una actividad más de las que realiza la asociación El Perro que Ayuda, originaria de Málaga. Creada en 2009, también trabaja con casos de salud mental, parálisis cerebral, autismo, síndrome de Down, personas en riesgo de exclusión social y con internos en prisiones.

Su equipo de trabajo está constituido por tres monitoras y cinco perros, entre los que están Golfo, Luna y Juana. La formación y entrenamiento de los canes es una parte indispensable para que se puedan realizar las sesiones terapéuticas. «Cualquier perro con un adiestramiento en positivo es válido para las terapias. No importa la raza, ni origen, lo que sí es muy importante es que no hayan tenido ninguna experiencia negativa con humanos», afirma Martín.

@maricarmensango