El futuro Centro Hospitalario de Alta Resolución de Especialidades (chare) de Cártama ha encontrado una nueva piedra en el camino hacia su apertura por parte de la Junta de Andalucía y que beneficie así a los habitantes de un total de 14 localidades de la comarca del Guadalhorce. Se trata de una vía de desagüe que en principio iba a unir directamente la depuradora interna del recinto con un arroyo muy cercano, y que deberá disponer de una nueva canalización de unos 800 metros para alcanzar un cauce mayor.

El alcalde cartameño, Jorge Gallardo (PSOE), explicó ayer que esta iniciativa no estaba programada y que serán necesarios un mínimo de 70.000 euros para afrontar esta nueva infraestructura. «Han sido los técnicos de Medio Ambiente, en el camino para otorgar la licencia de apertura al recinto, los que mediante una inspección ocular muy reciente, de hace unos días, han descartado el uso del arroyo para desaguar las canalizaciones de agua depurada».

Ahora se trabaja con urgencia en la cuantificación exacta del coste de la tubería que deberá construirse en los próximos meses para conectar dicho desagüe con el río al que hasta hace unos días aportaba sus aguas «el arroyo ahora cerrado». Es un nuevo imprevisto, que se suma a los muchos que acumula el chare del Guadalhorce. Y llega además cuando estaba prácticamente resuelto el principal obstáculo para la apertura de las instalaciones.

Gallardo, no obstante, le quiso quitar hierro al asunto: «Son apenas 70.000 u 80.000 euros, no se pueden comparar a los 800.000 del vial de acceso que finalmente va a costear la Diputación». Asimismo, explicó que las obras de la tubería se podrán ejecutar «de forma paralela a la construcción de ese vial», y sólo durarán de dos a tres meses. De esa forma, la canalización para la que busca financiación no tendrían en principio que demorar la apertura del recinto hospitalario.

Críticas de Izquierda Unida. El parlamentario andaluz de IU por Málaga José Antonio Castro criticó ayer la escasez de recursos y la falta de coordinación para la que podría ser una «apertura en falso» de este espacio público, que cada mes cuesta 6.000 euros en mantenimiento pese a estar cerrado.

Castro explicó que en el proyecto faltan «servicios tan básicos como la conexión informática de la fibra óptica, esencial para registrar los historiales de los pacientes».

Y agregó que para la construcción y apertura de un centro de estas características se necesitan dos estudios y análisis previos: uno para ver las necesidades que tiene la ciudadanía y otro para ver las patologías más comunes. «Ninguno de los dos estudios se han realizado, con lo que estamos ante una desvergüenza política», concluyó.