­Cumpliendo con todos los estándares que se le presuponían a su despedida definitiva -la primera vez que hizo su irrupción en la corporación municipal de Alhaurín el Grande fue en 1995-, sin descomponer el gesto durante una comparecencia que se estiró durante más de una hora y diciéndole a unos y a otros lo que tienen que hacer. Si alguien se esperaba que la renuncia de Juan Martín Serón, tras casi dos décadas siendo la máxima figura en la política local de Alhaurín el Grande, iba a venir acompañada de una transición suave hacia un incierto, pero revitalizador futuro político para el municipio, pronto quedó desengañado.

El veterano político no dudó en atacar tanto a la oposición capitaneada por el PSOE como, lo que a la postre resultó más sorprendente, al PP y a su último responsable en la provincia, Elías Bendodo. «En sus manos está iniciar una carrera hacia la alcaldía de Málaga, ya que sé que tiene ganas de serlo, o de cavar su tumba política acompañado de Juanma Moreno», llegó a decir sobre lo que consideró será a partir de ahora la «decisión más importante que tiene que tomar en su carrera política». Porque, además de escenificar su renuncia, Serón utilizó la misma para trasladarle toda la responsabilidad sobre el futuro político de Alhaurín al propio Bendodo y no dudó en situarle ante una disyuntiva elemental: apoyar a su hasta ahora teniente de alcalde y mano derecha, Antonia Ledesma, para que ésta pueda sucederle en el cargo, o facilitar un cambio de gobierno que implicaría, a su vez, un giro hacia la izquierda en el horizonte político de Alhaurín, dejando el Consistorio en manos de la actual portavoz de IU, Teresa Sánchez.

La renuncia de Serón, que ahora queda pendiente de su ratificación en el pleno ordinario del próximo lunes, se produce después de que los grupos de la oposición hubieran llegado a un acuerdo definitivo para hacer prosperar una moción de censura contra su figura y que hubiera obligado a Serón a sacrificar el gobierno en el Ayuntamiento. «Entiendo que me tengo que ir para que se pueda llegar a un acuerdo y que se acabe con la permanente amenaza de moción de censura», dijo señalando también a Francisco Torres, único concejal que le queda a un PP desmembrado, después de que el núcleo de sus antiguos concejales se integrara en Por Alhaurín para mantenerse fiel al propio Serón. «Espero que no pase a la historia por poner a los comunistas en el poder», abundó.

Apoyo para Ledesma. Precisamente, el futuro político de Alhaurín se extraerá de la decisión que tome el único concejal del PP porque, sin una mayoría absoluta, Ledesma necesita el voto a favor de Torres para optar a la alcaldía. Serón, que no escatimó en adjetivos para manifestar su oposición ideológica al comunismo, pidió a Bendodo que presione a su concejal, ya que de lo contrario un gobierno de izquierdas «llevaría la firma de Elías Bendodo y sería algo indignante y una traición a la tradición del PP de dejar gobernar a la lista más votada». Según insistió en varias ocasiones, «aunque nadie se lo haya pedido de forma explícita, Serón considera su renuncia como la condición que implica que el PP se sienta liberado y dé el «paso lógico» de avalar a Ledesma.

Serón, que inició su discurso tildando de «persecución política» su condena por corrupción ratificada por el Tribunal Supremo, admitió, sin embargo, entender que «debió de ser muy difícil para el PP defenderme».