«Quiero un director que cualquier día, aunque sea entre semana, venga conmigo de cacería». Así explica Antonio Luque, compañero y amigo de José Moreno, hasta ayer presidente del Grupo Dcoop, una de las anécdotas que ambos compartieron y que, sin duda, muestra de manera evidente la filosofía de vida de un hombre que tenía muy claro que «el trabajo no lo era todo en la vida», a pesar de estar al frente del mayor productor mundial de aceite de oliva y aceituna de mesa.

«Era un hombre muy cercano a sus amigos, al que le gustaba que la gente viviera bien y muy constante en sus relaciones», relata emocionado José Luque, que no puede evitar recordar el largo camino recorrido junto a un compañero amante de la agricultura e impulsor del aceite de oliva en Antequera.

Su forma de ser la trasladó a su trabajo, o viceversa. «Le gustaba dejar trabajar a los profesionales. Defendió la empresa de principio a fin, generando una gran confianza entre los que trabajaban junto a él», recuerda Antonio Luque, quien afirma que José Moreno «dirigía muy bien los debates dentro de la entidad», y sabía tomar las decisiones en el momento oportuno.

José Moreno era pieza «imprescindible» según Luque en una compañía que vio como cada día desplegaba una buena dosis de responsabilidad en su trabajo. «Le gustaba cumplir con los compromisos que realizaba, era muy justo con los trabajadores».

Para el alcalde de la ciudad del Torcal, Manuel Barón, fue un vecino «ejemplar, figura y pieza clave del sector en la Antequera de nuestros días».

José Moreno fallecía el pasado jueves después de atravesar una larga enfermedad. Y lo hizo luchando día tras día, pensando en que podría salir adelante, pero la muerte le venció a los 58 años.

Miembros de la cooperativa le echaron de menos en las últimas reuniones, llegando a pensar en solicitar al Ayuntamiento su nombramiento como Hijo Predilecto. Algo que ya no podrá ver en vida José Moreno, un hombre que luchó por su familia, por sus tierras y por «dejar a la empresa en el lugar que le correspondía».