­Desgraciadamente, la pobreza es un lastre que parece instalado de manera permanente en la población. Cuando alguien piensa en la pobreza, seguramente lo relacionará con la escasez de recursos para adquirir alimentos o la imposibilidad de poder hacer frente al pago de las facturas del hogar. También habrá otros que piensen que el pobre es aquel que no cuenta con un techo bajo el que dormir. Sin embargo, hay aún más aspectos que repercuten en que una persona se encuentre en situación de especial vulnerabilidad.

La falta de ropa para el día a día es uno de los problemas que muchas familias tienen que afrontar de manera frecuente, en muchas ocasiones por circunstancias sobrevenidas. De esta circunstancia se percató hace casi un año la Asociación Bienestar y Desarrollo (ABD), que puso en marcha en Antequera un establecimiento conocido como TienDar.

Así, en el local se ofrece a las personas en riesgo de exclusión social prendas de vestir de segunda mano de manera gratuita, siempre y cuando vengan derivadas desde la Plataforma Antequera Solidaria o los propios Servicios Sociales del Ayuntamiento de la localidad. «La pobreza tiene muchas caras y no es solamente el pasar hambre o frío, sino que también la vestimenta es algo importante, sobre todo cuando hablamos de los niños», explica el delegado regional de ABD, Claudio Vidal.

TienDar pretende ser un espacio diferente, atractivo y amigable. «Pensamos que podíamos aportar nuestro granito de arena a todo lo que se estaba haciendo en Antequera a través de distintos colectivos. Sumamos un nuevo recurso pero dándole un toque especial, ya que buscábamos no abrir el clásico ropero que muchas entidades sociales tienen, sino ofrecer una tienda para que las personas en situación de vulnerabilidad pudieran acceder a un recurso lo más dignificado y normalizado posible», señala Vidal.

El responsable de la ONG en Antequera indica que el establecimiento de la ciudad de los Dólmenes presenta unas características que lo hacen «único». En este sentido, la gran mayoría de la ropa que se ofrece a aquellas familias más necesitadas procede de particulares que han realizado sus donaciones.

La asociación plantea a los propios beneficiarios la idea de colaborar como voluntarios en el proyecto. Por ello, hasta 7 de las 11 personas que en la actualidad se están ocupando de la atención en la tienda han sido antes usuarias del servicio prestado por ABD. «Es una forma de dar también una ocupación a estas personas», apunta Vidal.

Eso sí, cada usuario tendrá un límite de retirada de ropa, pudiendo adquirir diez prendas por cada adulto y cada niño al mes, aunque sí podrá elegir aquellas que más se ajusten a sus necesidades. «Aquí les ofrecemos incluso el servicio de probador y pueden descambiar algún producto. Siempre se muestran muy agradecidos», recalca el responsable de la ONG.

Esta es solo una de las líneas de trabajo de la Asociación Bienestar y Desarrollo, una entidad que también se encuentra volcada con otros aspectos como la pobreza energética. En este ámbito han creado un grupo de voluntarios que se han formado para poder educar en este campo y que los ciudadanos conozcan de manera adecuada todo lo relacionado con las facturas de suministros, para así evitar posibles prácticas abusivas de las empresas.

La intención de ABD es seguir haciendo la vida un poco más fácil a aquellas personas que más lo necesitan y que menos tienen.