La titular del Juzgado Togado Militar Territorial número 21, con sede en Sevilla, tomó ayer declaración a dos testigos dentro de las diligencias que tiene abiertas en relación con la denuncia de la presunta agresión sexual a una soldado del Acuartelamiento Aéreo de Bobadilla, anejo de la localidad de Antequera, el pasado mes de diciembre. Se trata del teniente enfermero y de una médico forense que examinó a la militar, los cuales corroboraron los hechos que recoge la denuncia de la mujer.

Así lo confirmó el abogado Javier Rincón, La denunciante dijo primero que había sido drogada estando con compañeros en un bar y, posteriormente, fue ampliando sus manifestaciones, aludiendo ya en la última denuncia realizada el 16 de enero de este año a la presencia de dos hombres en la habitación del cuartel.

El letrado, del despacho Rinber Abogados, señaló que el teniente enfermero, a quien ella le expresa que habría sido drogada tras hacerse un test en que dio positivo, y que se lo comunica a otro superior, «ha corroborado la versión de los hechos» que su cliente «ha mantenido desde el principio».

Rincón sostuvo que este testigo también aludió «primero, a que le observó, igual que su superior, que tenía un arañazo en la frente» y en segundo lugar a que el soldado que se la llevó del bar «la encontró rara, distante y ausente, lo que se asemejaría a los efectos de narcotización». La forense fue quien la vio días más tarde.

El abogado explicó que estas son de las primeras diligencias dentro de la causa que investiga lo ocurrido en el mes de diciembre, actuaciones en las que se está pendiente de los resultados del ADN de las ropas de la víctima, donde se hallaron restos de semen, y de su cotejo con las muestras tomadas a nueve soldados del acuartelamiento.

Asimismo, se sigue otro procedimiento sobre otra presunta agresión sexual supuestamente sucedida en septiembre, denunciada en una de las ampliaciones de la declaración de la soldado en la comisaría. En esa causa, el letrado ha pedido un reconocimiento del cuartel y la declaración de una soldado.

En esta denuncia, a la que ha tenido acceso este periódico, la mujer sostiene que no quiso dar cuenta de lo sucedido en el mes de septiembre a las autoridades porque le daba vergüenza y por lo que pudieran pensar el resto de compañeros sobre su persona, llegando incluso a decir al agresor que no contase nada a nadie, ya que no quería que su reputación resultase dañada.

De igual forma, en el documento, según siempre la declaración de la soldado, se sostiene que el militar que fue detenido la cogió por uno de los pasillos del cuartel y la empujó hacia su habitación, empezándola a besar.

En primera instancia a la mujer no le desagradó, pero en el momento de «concretar relaciones sexuales completas» ella se negó. Sin embargo, el hombre continuó con los tocamientos y le bajó los pantalones, intentando mantener relaciones sexuales con ella, lo que «inició, pero no pudo concluir ya que ella no se dejaba».

En este último caso, la policía detuvo a un hombre por un presunto delito contra la libertad sexual, aunque el abogado de la mujer confirmó que en la actualidad no hay ninguna persona detenida por estos hechos. Asimismo, por estos hechos ya declararon la pasada semana en un careo dos soldados testigos de las presuntas agresiones sexuales.