Concluida la campaña del olivar, toca hacer cuentas y balance. Pero, ¿se trata de un sector que tenga competencia fuera de nuestras fronteras? La respuesta es sí. La mayor parte de las personas no llega a imaginar que actualmente 58 países producen aceite. ¿Qué supone esta internacionalización de un sector que da trabajo a un alto porcentaje de personas de nuestra comunidad autónoma? Según los expertos, esto supone la globalización del olivar, lo que se traduce en una bajada del precio del tan apreciado aceite de oliva.

Según Juan Vilar Hernández, doctor en Ciencias Económicas y Empresariales y consultor estratégico en Management, Agroalimentación y Aceite de Oliva, el mercado del aceite ha sufrido altibajos, pasando de los 4 euros a los 2,5 o 2,6 euros, aunque son «unos precios de origen relativamente buenos». Esto supone una bajada del precio de en torno al 40 por ciento.

Ante esta situación es necesario abaratar los costes de la producción para buscar la rentabilidad, según afirmó Juan Vilar en el transcurso de las jornadas Enclave Agrario, organizadas por Unicaja, con la colaboración de Asaja Málaga, y celebradas ayer en Antequera.

Vilar explicó que para paliar las pérdidas «son necesarias tres circunstancias básicas»: la primera, tener olivares eficientes que «hacen que la renta neta sea especialmente razonable porque los costes son bajos»; la segunda, diferenciarte del resto de los productos: y, la tercera, tratar de obtener una renta neta un poquito mayor vía precio y no vía coste.

«Ahora mismo, por ejemplo, están recogiendo aceitunas en Argentina, Australia, Chile, Nueva Zelanda y esto hace que cada vez sea más globalizado el mercado, lo que gradualmente está haciendo que España pierda en cierta medida privilegios que anteriormente tenía claramente reconocidos», razonó el experto.

A nivel internacional, el cultivo del olivar alcanza las 160.000 hectáreas, lo que da lugar a la «deslocalización» del producto.

En este sentido, Vilar explicó que según un estudio realizado por él mismo para el Libro Guinness de los Records, de las diez fincas de olivar más grandes del planeta, no hay ninguna de España. Pero, es más, la finca con más terreno tenía 7.335 hectáreas frente a las tres de la media mundial. Ante esto, el experto se pregunta cómo se compite con estas medidas.

Otro aspecto que no pasa inadvertido y que afecta al olivar español son los aranceles que ha impuesto Trump sobre la aceituna negra contra el efecto antidumping, es decir, la venta de un producto a un precio de exportación inferior a su valor normal en el mercado en el que se produce.

En este sentido, el experto comentó que «nuestra aceituna californiana es mucho más competitiva que la tipo californiana que tienen ellos» lo que permite al empresario más margen y abogó por buscar nuevos mercados para contrarrestar los aranceles estadounidenses.

En conclusión, Juan Vilar Hernández aseguró que sólo hay una manera de sobrellevar la internacionalización del olivar, «atraer liderazgos en costos, porque en economía de escala es imposible y solo se puede hacer tratando de diferenciarse o con interacción vertical desde origen hasta destino», además de conocer cuáles son las competencias para poder ofrecer un mejor producto y así definir las estrategias dependiendo del tipo de olivar que se tenga.