Desde que se anunció, el miedo, un terror soterrado y frío, recorre la pantalla y tocó a miles de espectadores. Jordi Hurtado, el sobrehumano, el inmortal, se ha puesto malo y desde el lunes 9, está de baja, sustituido por Luis Larrodera, que aunque parece tener la misma caja dental, no es Jordi.

Al comprobar que Jordi Hurtado es humano se levantó la voz que anunciaba cataclismos, incluso para descargar tensiones se hicieron decenas y decenas de chistes. Al final, Saber y ganar sigue en La 2 a su hora habitual, el sol sale por donde siempre, y la luna aparece en el firmamento cuando le toca. Sólo queda que don Jordi se recupere y vuelva al atril del concurso.

Pero sería injusto no hablar de Luis Larrodera, de su trabajo, de esa sustitución envenenada. Lo digo rápido. Lo hace genial. Es verdad que el concurso tiene una férrea dinámica, pero sólo alguien tan versátil como Larrodera es capaz de hacerla suya con naturalidad. Por eso las entregas de Saber y ganar pre- sentadas por el zaragozano resultan tan frescas y reconocibles. Es verdad que Larrodera es más cascabel que Hurtado, y le da al guión un puntito más alegre, pero sin pasarse, que no enca- jaría con el espíritu del concurso.

Larrodera es un hombre con tablas -recordemos su etapa de presentador del clásico Un, dos, tres... a leer esta vez - que maneja las claves del entretenimiento y el espectáculo como un auténtico maestro. Es el responsable de la gala de clausura desde los inicios del FesTVal de Vitoria, y cada año sorprende con un nuevo giro consiguiendo que la gente disfrute de su puesta en escena. Así que sí, el apocalipsis se cernió sobre nuestros cocos sin Jordi en Saber y ganar, pero sólo hasta que supimos que Luis Larrodera lo sustituía.