De la serie Mira lo que has hecho de Berto Romero, además de todo lo bueno que se ha dicho, me interesaron sobremanera las mixturas que se pueden establecer entre ella y Vergüenza, de Cavestany y Fernández Armero, y más alejada en el tiempo, Qué fue de Jorge Sanz, de David Trueba. Por supuesto que tienen un nexo común no poco importante: su acercamiento sutil a lo cotidiano. Lo que las lleva, por exclusión, a huir de todos los paradigmas a que nos tenían acostumbrados todas las series de aquí, formateadas por manuales de guionistas clásicos.

En Mira lo que has hecho, sin llegar a los extremos de Vergüenza, también hubo momentos de verdadera incomodidad para el espectador. Cameos indisimulados. Gags descacharrantes por atreverse a llegar donde otros no osan. Tramas de guión que parten del protagonista representándose a sí mismo (memorable la petición de selfies en el los pasillos del hospital a Berto Romero en unos instantes en donde el corazón del personaje no está para bromas).

Y aunque suene a spoiler, a estas alturas en los que ya quedan tan pocos incondicionales por descubrirla, hallazgos tan afortunados como la presencia de Pepe Navarro en el último capítulo de esta primera temporada (habrá más) y esa señora de la limpieza tan atrevida, y volvemos al Instagram, encantada de encontrarse en la ronda de trabajo en su planta a tanto rostro conocido. 'La habitación de los famosos€', resume con alborozo, inmunizada después de convivir durante miles de días con la muerte y la enfermedad cuyo decorado maquilla.

A pesar de su fragmentación en 6 episodios de 20 minutos, pensé en cómo habría quedado Mira lo que has hecho como largometraje. Quitándole algunas secuencias escatológicas (la del porno en el bautizo) y abreviando. Creo que hubiese sido muy superior a Embarazados, por ejemplo.