Una Australia intratable se coronó como la primera campeona olímpica de rugby al derrotar a Nueva Zelanda, su máxima rival, por 24-17 en una final vibrante en la que se impuso la fuerza y la técnica de las Wallabies.

Las australianas levantaron un ensayo en contra de las neozelandesas y después firmaron un partido impecable, fueron perfectas en el pase e imaginativas para perforar la línea de una de las mejores selecciones del mundo, que hoy se tuvo que contentar con la plata.

La victoria australiana fue fruto de cuatro tries de cuatro jugadoras diferentes, una muestra de la versatilidad del equipo más completo del torneo, que añade el título olímpico a su campeonato de las Series Mundiales logrado este año.

La superioridad australiana fue clara y a cuatro minutos del final sacaban 19 puntos de ventaja a sus rivales. Sólo su relajamiento de los últimos minutos permitió a Nueva Zelanda maquillar el resultado.

El inicio del partido, con una Nueva Zelanda abrumadora, hizo presagiar una final con un signo muy diferente, pues no le dejó tocar el balón a su rival hasta el ecuador de la primera parte.

Kayla McAlister adelantó a las "kiwis" culminando una jugada magistral después de un scrum a cinco metros de la línea de fondo, pero las tornas viraron muy rápido.

Australia consiguió darle la vuelta al marcador antes del descanso, con un gran despliegue físico para superar el poder de placaje neozelandés, nada desdeñable, que se tradujo en tres ensayos consecutivos.

El tercero de ellos se produjo momentos antes del descanso, aprovechando Australia una superioridad numérica por la tarjeta amarilla que vio Portia Woodman, la mejor jugadora de Nueva Zelanda, cuya baja momentánea fue importante.

Tras el descanso Ellia Green y Caslick ampliaron la ventaja de las australianas con sendas carreras que desarbolaron a la defensa neozelandesa.

Sólo en los últimos minutos Nueva Zelanda logró reducir distancias, aprovechando que Australia bajó un poco el ritmo. Después del try definitivo, ya con el tiempo cumplido, Tyla Nathan-Wong casi no alcanza a ejecutar el tiro de conversión, entre lágrimas y con todas sus compañeras tiradas derrotadas en el suelo.

Después del partido, las neozelandesas realizaron para su público la única "haka" que han hecho en toda la competición.

La medalla de bronce se la adjudicó Canadá al derrotar por 33-10 a Gran Bretaña en el partido por el bronce, que se disputó justo antes de la final.