Al presidente Rodríguez Zapatero parece que le molesta que hablemos de la crisis, "todos los días hablamos de crisis", dijo ayer enfadado en la clausura del congreso del PSOE de Navarra. Fondo de la cuestión, ruina y encima bronca no, ¿eh? Los enfados en casa. ¿Pero de qué querrá que hablemos si no llegamos a fin de mes? Y aspecto formal del asunto: él, Zapatero, es el que no deja de enredar con la dichosa palabra. Ese mismo día, en declaraciones al diario ´El País´, el presidente le echó otro leño a la pira al decir que a él esto de que estamos en crisis le parece ´opinable´. ¡Lo que faltaba! La última vez que Zapatero aplicó a una evidencia el calificativo de ´opinable´ fue cuando en pleno lío de si Cataluña podía definirse como una nación, el presidente se descolgó con que el concepto moderno de nación es ´opinable´, contra la evidencia histórica de que aquí nunca ha habido más nación en el sentido moderno del término que España, y a pesar de que exactamente eso es lo que consagra el artículo 2 de la Constitución que todos los españoles estamos obligados a acatar, y el presidente del gobierno de la nación española, además de a acatar, a defender. Y en esas estamos otra vez

Comparto la idea de que el José Luis Rodríguez Zapatero de la segunda Legislatura ha madurado mucho políticamente comparado con el de la Legislatura de 2004. Que ya rechace abiertamente y con todas las letras, sin escudarse en eufemismo alguno, el diálogo con ETA, yo creo que es una prueba de que ha madurado, tal vez la mejor; y la disposición de restablecer los puentes de los consensos de Estado que rompió con el PP abunda en lo mismo. Afortunadamente para los españoles, el presidente del Gobierno no es ningún necio incapaz de aprender de sus errores, sino una persona inteligente capaz de admitirlos y rectificar. En el lenguaje que los profesores utilizan ahora para no ´traumatizar´ a los alumnos que llevan mal el curso se podría decir que José Luis Rodríguez Zapatero ha pasado del ´insuficiente´ en madurez política al ´progresa adecuadamente´. Pero, creo que aun no merece la calificación de ´suficiente´.

Quiero pensar que no tendremos que esperar otros cuatro años para que acepte que la crisis que tenemos encima es una crisis, como ha habido que esperar cuatro años a que acepte que dialogar con ETA es perder el tiempo. Que esto es una crisis no es opinable sino evidente. Como lo de la nación. Cuanto antes deje el presidente de jugar al pasapalabra, mejor para todos. Pasar de los debates estériles a las soluciones es lo sensato.