Ya tenemos a la vista no el famoso ´estado de la Nación´ pero sí el ´estado de los partidos´. Las dos mayores fuerzas políticas han pasado sus congresos y ahora sí que Zapatero y Rajoy pueden mirarse cara a cara e imaginarse que son dos personajes distintos a los que chocaron bruscamente durante toda la legislatura anterior.

En lo esencial, han cambiado dos cosas. La primera es que Zapatero ha tenido que renunciar a cualquier posible negociación con ETA, en tanto Rajoy ha debido aceptar la posibilidad de sentarse a negociar con los nacionalistas. Así de sencillo, aunque ni uno ni otro quieran admitir del todo el cambio de unas posturas que fueron mantenidas con tanta obcecación durante la pasada legislatura. Tan distinto puede ser el panorama que los pícaros de siempre han salido con un ´Manifiesto en defensa de la lengua´ que viene oportunamente a enconar los ánimos entre vascos y catalanes, de una parte, y ´resto de España´ por la otra. Tal vez el castellano esté necesitando esta gran movida pero lo que está claro es que los promotores del Manifiesto buscan nuevos caminos para alimentar la confrontación perdida.

La otra cuestión que ha cambiado tiene que ver con la preparación de la estrategia futura y la colocación de trebejos y trebejas para el ajedrez que habrá que jugar en la nueva legislatura. Tanto en el PSOE como en el PP las dos condiciones para el ascenso son el género y la juventud. Ambas responden -pido disculpas por subrayarlo- al dictado de una moda de la época. Esto no quiere decir que no pueda ser un dato positivo. Cuando se proclamó aquello de que ´la arruga es bella´ se creó una moda y señalarlo no implica ningún juicio de valor sobre la arruga. Stendhal se burlaba del esnobismo que se apunta con desesperación a cada cambio diciendo que en París ni siquiera había modas: sólo antojos. Aquella publicidad televisiva sobre los ´jóvenes pero suficientemente preparados´ estuvo en el inicio de esta estampida. Pero Bioy Casares fue pionero en la denuncia del culto a la juventud, hace ya unos 40 años, cuando escribió su ´Crónica de la guerra del cerdo´, donde aparecía una sociedad que impulsaba la cacería de los viejos y éstos se veían obligados a organizarse para tratar de sobrevivir.

Ya veremos si los jóvenes y las mujeres están suficientemente preparados. Pero lo cierto es que se está rompiendo un tabú: no hacían falta tantas ´tablas´ para llegar a puestos políticos de responsabilidad. O, en todo caso, como desgraciadamente está ocurriendo en muchas empresas, se sigue la filosofía de que lo importante es vender y no defender la calidad; o de que lo importante no es ´fidelizar´ sino, al contrario, fomentar la traición del cliente a la marca competidora.

Se quejan algunos analistas de que el PP ha cambiado, aunque el dúo Rajoy/Cospedal aseguré que son los mismos de antes. Efectivamente, son los mismos, pero la sola renuncia al veto antinacionalista abre un nuevo panorama político, intentando zafar del aznarismo. Se quejan también los analistas de que el PSOE no produjo el anunciado ´giro a la izquierda´, algo que, no se sabe por qué, no tiene ya que ver con combatir al capitalismo ni defender a los sectores sociales más frágiles, sino con la eutanasia, el aborto o el voto para unos inmigrantes que lo que en realidad necesitan desesperadamente es que no los boten.

Quizás el cambio ´ideológico´ de ambos partidos está tan a la vista que no lo notamos: es el culto a la juventud y a la mujer. En cuanto a los viejos -creo poder hablar en nombre de este ´gremio´- quizás no están tan preocupados por morir dignamente sino por vivir dignamente. ¿Aportar algo al conjunto, quizás? Pero esto resulta cada día más difícil, aunque aún -que yo sepa- no se organicen cacerías.