No habrá una Europa política sin al menos unos mínimos de sentimiento patriótico europeo, y no habrá sentimiento patriótico si la gente no percibe a Europa como protección, como escudo, como defensa. Así de sencillas y clásicas son las cosas. A muchos les asusta una marea proteccionista en Europa, pero hay que elegir: en los tiempos difíciles la gente quiere que el Estado la proteja de los males mayores, y si Europa no lo hace lo harán las naciones que la forman, destrozando la misma idea europea. Suele decirse que todo problema es a la vez una oportunidad. En la crisis que poco a poco se va instalando entre nosotros, Europa tiene la oportunidad de demostrar que puede ser una buena madre, y lograr una legión de hijos adoptivos. Pero si no lo hace la gente fortalecerá sus vínculos con los padres biológicos, y la adoptiva (que encima es algo cursi), quedará repudiada para siempre.