Puesto que todo son burbujas, hablemos de la burbuja del ciclismo, que también ha pinchado, con tanto dopaje. En realidad se está produciendo un pinchazo en cadena en toda la estructura del sistema, basada en la superación de los límites a costa de lo que sea. Querer ser más que otros a cualquier precio, querer mandar en todo, querer llegar a todas partes, querer ganarlo todo -sea dinero, poder, premios, títulos- es un quehacer signado por la maldición. Así ocurría también con los héroes de la mitología, cuya suerte casi siempre acababa siendo desdichada. En otro tiempo los ciclistas pinchaban y tenían que arreglar la rueda como podían. La alta tecnología, las estrategias por ordenador, las prótesis de cualquier tipo -técnicas, clínicas, biológicas- no contaban. Contaba la fuerza, la pericia, el sudor, y así se ganaban carreras. Habría que empezar a desandar camino, pero ¿cómo?