En unos momentos en que la mayor preocupación de los ciudadanos es la crisis económica a mí me ha parecido decepcionante que de la entrevista que celebraron ayer Zapatero y Rajoy no saliese ni siquiera un pequeño acercamiento de posiciones en materia de lucha contra a crisis, dos o tres vigas maestras al menos, algo. No es solo que después de la pesadilla de la crispación que soportamos en la anterior legislatura la mayoría tengamos hambre atrasada de consenso, ni por menospreciar los que sí se alcanzaron en este encuentro, por ejemplo sobre la lucha contra ETA sin triquiñuelas políticas, o para remover algunos de los obstáculos que impiden ser justa a la justicia (contra los pederastas), para que los etarras paguen a sus víctimas o para poder borrar los nombres de los asesinos de las calles por las que estas transitan... La unidad, como se suele decir, hace la fuerza, y no nos sobran precisamente fuerzas en esta crisis; a esto se debe mi decepción.

Es una decepción sentimental, casi personal, como cuando te falla un amigo en el que confiabas. Todos sabemos que el gobierno tiene que hacer de gobierno y la oposición de oposición y que si el PSOE y el PP pensasen lo mismo en las grandes cuestiones o tuviesen las mismas soluciones a los grandes problemas, sobraría uno de estos dos partidos. Las políticas económicas del PSOE y del PP, se puede alegar, son tan distintas en tiempos de bonanza como en tiempos de crisis, y cuando las cosas van bien nadie les pide que pacten. De acuerdo. Pero la economía va extraordinariamente mal por la crisis, y un consenso siquiera de mínimos entre los dos grandes líderes nacionales me parece que ayudaría a rebajar el grado de incertidumbre que se percibe en la calle, y el miedo (sí, miedo) que empiezan a sentir ante el futuro inmediato más familias de lo que parece

Cuando es a ellos, a los políticos, a los que les interesa entenderse no hay discrepancia que se les resista, esa es la realidad. Los ejemplos que antes citaba, justicia y terrorismo, me parece que ilustran estupendamente la pasmosa naturalidad con que Zapatero y Rajoy han vuelto a convertir en puentes los abismos de ayer, en cuanto sus intereses han vuelto a coincidir. ¿O no estaban en las antípodas de la lucha contra ETA Zapatero y Rajoy hace cuatro días? Pero cuando se quieren entender, se entienden, cuando no, no.