Entre 11.000 y 12.000 puntos, el Ibex se mueve sin un rumbo claro. El mercado está desorientado y los inversores andan entre el miedo y las ganas. La verdad es que hay pocas cosas buenas que decir sobre la bolsa que acusa, sobre todo en España, la mala situación del mercado inmobiliario y el pánico a lo que pueda representar para el sistema financiero español.

El Banco de España alerta sobre la morosidad y también sobre los altos tipos que se están pagando por los depósitos. Los datos que proceden de EEUU tampoco son precisamente buenos. De hecho, la caída en 23 dólares del barril de crudo tiene una sola explicación: el bajón de la demanda por la pérdida de actividad. En España, conocimos la rebaja en las previsiones del Gobierno para el crecimiento económico y para el desempleo, que ya supera el 10,4% de la población activa. Una encuesta la del segundo trimestre que puede calificarse de catastrófica, sobre todo si tenemos en cuenta que el segundo trimestre del año es históricamente el mejor para la creación de puestos de trabajo. No se salva nada ni nadie. La construcción, pero también la industria y los servicios sufrieron subidas del paro. Nadie puede estar tranquilo con una economía que puede entrar en recesión en los próximos meses, a pesar de las revisiones de las previsiones de crecimiento de PIB para este año y para 2009.

La bolsa española pierde ya más de un 20% y aunque agosto va a ser para los analistas un mes tranquilo (ya lo veremos) muchos son los que no se fían. Quién no recuerda que en agosto pasado se desató la crisis de las ´subprime´ que nos llevó en gran medida al lugar oscuro donde nos encontramos. En breve, se conocerá en nuestro país el dato de crecimiento del segundo trimestre y nadie duda de que éste será cero o por debajo de cero, es decir, estancamiento, parálisis total de la actividad. No hay lugar para el optimismo porque persiste la inacción de un Gobierno que sólo espera de brazos cruzados a que escampe.