No hay pacto social porque el Presidente del Gobierno de España se lo ha cargado, por sindicalista y piquetero. Y para mayor gloria, el jefe de la patronal, Díaz Ferrán, convoca a sus huestes para que le aclamen: ¿por qué y para qué? Muy sencillo, para demostrar que están unidos, para dejar muy claro quién manda: los de siempre, los de la pasta, los que contratan y despiden, los que nunca necesitarán pensiones ni coberturas sociales, los que han otorgado derechos a los trabajadores cual si de caridad cristiana se tratara. Algunos irían más lejos, y no sólo pedirían ese eufemismo llamado flexibilidad laboral, es decir, despido libre. Serían capaces de cargarse de un plumazo todas las conquistas sociales de la clase trabajadora (sí, por favor, de la clase trabajadora que somos la mayoría de los ciudadanos de este país, con independencia de cualificaciones y salarios) a costa de la cuenta de resultados y bajo el pretexto de disminuir el paro.

La cuestión de fondo, para mí, no es que sea imposible el pacto social. La cuestión de fondo es ¿a quién le interesa que haya pacto? Porque si gobierna un partido supuestamente de izquierdas, necesariamente coincidirá en su política laboral y de empleo con los sindicatos. Entonces, ¿para qué pactar? ¿No será mejor gobernar, con sentido común y con decretos? Esa CEOE sucursal de la calle Génova, no quiere perder privilegios: como siempre. Como siempre desde que el pueblo, pobre, paria y explotado, se ha levantado, a veces en armas. Hoy no hacen falta los tiros: tan sólo unos cuantos decretos bien escritos para incentivar el empleo y, como contramedida, una pequeña vuelta de tuerca en el impuesto de sociedades más bajo de la Unión Europea. ¿Qué te parece, Díaz Ferrán, que tan bien gestionaste tus empresas y tan bien lideras la derecha que de verdad manda?