Ahora ya tenemos argumentos y razones de peso para decirlo: son como niños. El grupo socialista ha acusado al equipo de gobierno de Málaga no de la ruina total de la ciudad y la muerte de Manolete, que es lo que corresponde decir a toda oposición que se precie. No. Lo ha acusado de copión. Como en el cole. De plagiarle ideas. De votar no en los plenos a iniciativas socialistas pero luego, pasado un tiempito, recuperarlas como propias. Es paradójico que, siendo en política las ideas la mercancía más preciada, sea ésta también la menos protegida. Al PSOE le queda la posibilidad de proponer un banco de (buenas) ideas, una especie de registro municipal de la propiedad intelectual, pero a lo mejor no se atreven porque barruntan que les van a decir que no para ponerlo en marcha como iniciativa propia en unos meses. Como si no tuviera problemas el PSOE ahora tiene el problema de que un día se levanta sin ideas y al siguiente se levanta con una pero tiene miedo de expresarlas por temor a que se las roben. Hay un relato que bien podría ser de Chejov en el que un escritor inédito no escribe por temor a que su idea se la robe alguien antes de que la publique. Y así, atenazado, se le pasan ochenta años. El primero que habló de capitalidad cultural para 2016 fue el PSOE en la campaña de Francisco Oliva en el 99. Y el festival de cine español fue una idea original de Izquierda Unida. El PP también tiene buenas ideas pero bien podrían poner un cartelón en la Casona del Parque: se aceptan ideas. Razón, aquí.

Escrivá en Marbella

El PP ha decidido ponerle una calle a Escrivá de Balaguer en Marbella. Balaguer fue el fundador del Opus Dei, un poder fáctico dentro de la Iglesia. Tanto que logró su beatificación en tiempo récord. Y fue autor de ‘Camino’, un breviario, un libro de aforismos en el que se pueden leer útiles consejos espirituales o para conducirse en la vida, máximas sobre lo divino y lo humano y también algunas grandes chorradas, por ejemplo respecto a la mujer. Nadie es perfecto, ni siquiera un santo cuando escribe. Se equivoca la oposición marbellí cuando dice que san Josemaría no tiene nada que ver con Marbella. En lo que sí acierta es en que no tiene ningún merecimiento para tener una calle en la localidad y en que hay marbelleros ilustres, de diestra y siniestra o sin adscripción política que no tienen calle puesta y la merecen. Escrivá tiene que ver con Marbella que en el municipio se enclava un colegio del Opus que adoctrina en la fe cristiana y en los principios rectores del Opus. Allí se educaron algunos de los que rigen el municipio. También alguien a quien ellos tildarían de rojo peligroso. Esperemos que la calle Escrivá de Balaguer no dé al paseo marítimo, donde la gente pasea casi en bragas en verano. O que no tenga esquina con Ricardo Soriano, que coleccionaba pelos de pubis de sus conquistas; esperemos que no tenga esquina o adyacencias con calles como la que se consagra a algún aristócrata o jeque de vida disoluta… Sí, porque esto haría sentir incómodo a tan pía y casta figura a la que su nombre, por ejemplo al decirle la dirección a un taxista, quedaría indisolublemente unido. A una marca como Marbella un nombre como Escrivá le viene como a un Cristo dos pistolas.