La administración municipal, que, por fin, se ha decidido a facilitar la movilidad más respetuosa con el entorno urbano, comienza a tener trabas inesperadas: las protestas de ciertos vecinos que piensan que les quitan espacio esos nuevos carriles bici, que cruzan por delante de sus casas. Consecuencias, modificar los trazados originales con la consecuente ralentización de las obras para que todos los que protestan queden contentos.

Una ciudad europea o que quiere equiparse a alguna de las que el uso de la bicicleta es un ejercicio diario, necesita de vecinos más razonables. Los diez primeros kilómetros de este trazado, distribuidos en dos recorridos, no estarán listos hasta bien entrado 2010 debido a tales protestas. El munícipe responsable del asunto, Juan Ramón Casero, está por la labor, pero le ´crecen los enanos´. Debido a las características de las obras, en algunos tramos, se ha tenido que ´robar´ espacio a aceras y jardines, ya que estos carriles tienen entre los dos y los dos y medio metro, lo que ha reducido el espacio peatonal en esos puntos específicos.

El ciudadano, una vez obtenido su espacio, se niega a compartirlo con otros. Su acera, su jardín, es un espacio público que se apropia para su disfrute, que no le venga ahora ningún Casero a hablar de compartir, gestión solidaria, transporte ecológico ni monserga parecida. Así no se progresa, vecinos.

Pero el problema de los políticos es que todos votan: los vecinos y los ciclistas. Complacerlos a ambos parece difícil. ¿Quién vencerá? La aplicación de normativas europeas sobre ciudades más habitables o los vecinos empecinados en lo suyo. Ya nuestros carriles bici llevan retraso. Somos una de las ciudades europeas con menos recorrido señalizado para esos vehículos. Ahora, con el frente anti-bici vecinal, el retraso está servido.

El plan es ambicioso, dentro de las dificultades propias de Málaga. Se contemplan unos 40 kilómetros de recorrido para bicicletas cuando esté concluido. El concejal de Movilidad reconoce que el uso de bicicletas en Málaga es todavía muy bajo. Sólo un 1,5 por ciento del total de los desplazamientos diarios se realizan en tales vehículos, aunque se nota un mayor uso con fines lúdicos o de ocio. Es de esperar que la facilidad que proporciona a un ciclista el transitar por carriles específicos invitará a incrementar su práctica, no ya sólo como vía de paseo ocasional, sino como tránsito diario para ir al trabajo, a hacer compras, a desplazarse por una ciudad cuyo clima es propicio a usar las bicis durante casi todo el año. Si bien es cierto que las bicicletas son para el verano, como nos enseñó Fernando Fernán Gómez, hay que recordarles a los vecinos que también son un signo de progreso para esta Málaga de la Costa del Sol.

Un puente centenario. Es el de Santo Domingo o de los alemanes, un puente que simboliza la unión de los europeos en ejemplo de solidaridad. Buen recuerdo, para que esos vecinos, reacios a dejar pasar las bicis por delante de sus viviendas, lo crucen en bici o andando, a ver si se impregna de ese espíritu solidario y pan-europeo.