Haití

Mucha gente estará sentada ante el televisor viendo las calamidades sucedidas en Haití. Las imágenes demuestran la espantosa realidad, pero también están cargadas de morbo, mal gusto y poco respeto por aquellas personas. Pero es lo que vende. Sobre todo, lo repetidas que son. Sí. Esta escena es de lo más probable.

Otra gente estará leyendo las versiones digitales de los diarios ante el ordenador. Buscando la actualización de la noticia. Hay que estar al día. Tener algo que comentar en la oficina. Otra, tranquilamente, leyendo a solas el periódico de costumbre tomando una taza de café disfrutando del sol que los alumbra. Incluso habrá quien recuerde las vacaciones que pasó allí aquel año de gloria, cuando Haití era Haití. Han buscado las fotos y las comparan con la de estos días.

Todos estamos informados. Bien informados. Lo que ha ocurrido allí ha sido el fin del mundo.

Habrá quien se pregunte por qué Dios deja que pasen estas cosas. Quizás no se lo preguntan cuando los gobiernos provocan guerras ya que se intenta buscar quien es el bueno y quien el malo merecedor de la muerte y la penuria. Quizás.

Muchos culpan a Dios de las desgracias porque esa es la mejor manera de disculparse a sí mismo. Es fácil. Es lo más fácil.

Y no. Dios no se alegra de lo que ha pasado. Dios no es cruel. Dios no se goza viendo criaturas huérfanas. Ni hombres y mujeres sin pareja. Ni abuelos y abuelas sin nietos. Ni nietos y nietas sin padres y sin abuelos. No. Dios no ha provocado el dolor en Haití. Dios no se alegra de lo malo. Somos obra de sus manos.

Pero quizás, Dios, lo más probable, esté poniendo en usted esas ganas de ofrecer su granito de arena en todo esto. No se las aguante. Déjese llevar. Posiblemente Dios le esté diciendo que no busque tantas explicaciones a lo que ha pasado y que es la hora de que usted demuestre que, de verdad, siente parte de esa dolencia por Haití. Que los que sufren en Haití son nuestros hermanos y hermanas. Que el sufrimiento de ellos es también nuestro.

No le extrañe que le lleguen noticias de cómo, usted y yo, podemos ayudar un poco. O un mucho. ¿Le están llegando, verdad? Présteles atención igualmente. Esa es la voz de Dios. Quizás le esté diciendo con esto que no se agrada en el desastre y nos está dando la oportunidad de demostrar que somos útiles en este mundo. Que tenemos algo glorioso que hacer. Que el bla, bla, bla que nos traemos no va a bastar para calmar nuestras conciencias. Que todos somos parte afectada y que, más que contemplar, hay que remangarse.

Isabel Pavón Vergara

Málaga

Niños envenenados

China ha intoxicado a 53.000 bebés. La totalidad de los niños dañados han padecido lacras renales.

La asociación de consumidores FACUA ha notificado que se han localizado golosinas chinas emponzoñadas. Se trata de una marca que ha sido eliminada de varios terruños de la Unión Europea, interceptando géneros lechosos oriundos de China.

En el gigante asiático, los caramelos y productos lácteos envenenados con melamina, han movido a la alerta mundial ya que es un barniz industrial que se emplea para dar temple a las tarimas de conglomerado y que empleado en los comestibles hace que posean un mayor contenido proteico pero haciéndolos letales.

En casi todos los estados de Europa, se ha vedado la adquisición de productos lácteos, procedentes de China.

Gabriel Roselló

Málaga