Me sorprende la capacidad de esta ciudad para marear la perdiz. Veamos. Se lleva más de 20 o 30 años debatiendo como integrar el Puerto de Málaga en la ciudad y aún no se ha alcanzado un consenso claro y nítido de lo que se pretende hacer. Después de años y años de debate intelectual el resultado no puede ser más simplista: un carrito de supermercado en la zona más cotizada de la capital. Ya pueden vestir el muñeco como quieran. Que si es de alta gama, que si tiene percebes y langostinos... Como si lo quieren pintar de rosa. Esa es la propuesta que hay ahora encima de la mesa y, como es habitual en esta ciudad, nos meteremos en un nuevo debate que, sin lugar a dudas, puede concluir con la instalación de un túnel de lavado para los megabarcos que atracan en el muelle 1 y 2 del recinto portuario. La lista de ciudades que han logrado incorporar a su puerto en la ciudad es tan extensa que sería recomendable que más de uno surcara los mares para conocer qué se ha hecho en otras partes del mundo y qué puede ser exportable para esta ciudad. Desde luego un supermercado, no. A la lista de inconvenientes, saturación de tráfico, espacio para aparcamientos, etc, no veo que una instalación comercial de este tipo otorgue ese plus de calidad y excelencia que todos deseamos para nuestro añorado Puerto. Y ésta no es más que una de las múltiples ocurrencias que durante años y años hemos conocido y, como era de esperar, han acabado en el fondo del mar. Esta indefinición de lo que se pretende hacer (hay convocada una nueva reunión entre las partes para debatir sobre el supermercado) provocará al final que la ansiada recuperación de los muelles 1 y 2 para la ciudad no sea más que la suma de muchas ideas aisladas sin una columna vertebral que las articule. Como no tengo muchas esperanzas en el resultado final, animo a otras grandes instalaciones comerciales, más propias de la periferia, que pidan su turno para ubicarse en el Puerto. Al menos sabremos qué nos espera cuando crucemos la verja.