Por ti..., por mí..., por todos

Dice un antiguo proverbio que “quien no es agradecido no es bien nacido”, y es el agradecimiento el que me mueve a publicar esta carta, en nombre de mi esposa, Francisca Martín Bonichi y en el mío propio.

Quisiera que toda Málaga sea receptora de nuestro mensaje por el trato tan esmerado que hemos recibido en el Hospital Carlos de Haya, después de un ingreso precipitado, en el que tuvo que ser atendida e intervenida, pasando por diversas plantas del centro hospitalario, de las que siempre mantendré el mejor de los recuerdos, por la excelente profesionalidad de todos, así como por las múltiples atenciones personales recibidas, que han hecho nuestro duro camino en esta ocasión, algo más llevadero. Gracias, personal facultativo. Gracias, ATS. Gracias auxiliares. Gracias a todos.

Fue el pasado día cinco cuando tuvimos que ingresarla de urgencia por una hemorragia pulmonar, que afortunadamente ha superado, pasando por una extrema gravedad, de la que milagrosamente ha salido. Podemos alegrarnos de los profesionales sanitarios que tenemos. Yo creo que no los olvidaré.

He podido meditar mucho. El sufrimiento y la preocupación recatan el ánimo, y así, entre rezos, promesas y sobre todo dolor, he visto en primera personal la excelente organización sanitaria en estos casos tan extremos. En momentos tan difíciles se agradece mucho todo esto. Ha sido tanto el dolor, que desde mi humilde aportación, pido a todos que apoyen al SAS, al Ayuntamiento de Málaga y a cuantas autoridades intervengan en el extraordinario proyecto de un nuevo hospital para Málaga, que los apoyen sin fisuras, pues se trata de nuestras vidas, de nuestra salud. Es un proyecto que merece la ilusión y el apoyo de todos, apostando por una sanidad moderna, eficiente y capaz de cubrir todas nuestras necesidades sanitarias.

Quiero dar las gracias a todos mis vecinos de calle Tomás Echevarría, 7 (bloque 5), amigos, compañeros y compañeras de mi esposa. Todos han demostrado profesarle un gran cariño, animándome moralmente. Su apoyo nos ha ayudado mucho. Que Dios les bendiga a todos.

Nunca había experimentado casi en mis propias carnes, la necesidad de sangre que puede haber en la red hospitalaria, pero baste decir que mi esposa en esta ocasión ha necesitado una gran cantidad, y por ello pido a todos los malagueños, que ese bien que se nos da, y que hasta nos sobra en ocasiones, podemos y debemos donarlo cuantas veces podamos. El bien que se puede hacer es tan grande, que sólo hay que vivir una situación como la que he vivido para comprenderlo en su verdadera dimensión. Yo soy donante desde hace mucho tiempo, y apelo a la generosidad de los malagueños para que donen, a sabiendas de que pueden salvar vidas.

Manuel Rodríguez Alcaraz

Málaga

Hay quien necesita imágenes impactantes para conmoverse

Nos impacta aquello que hace ruido: en un terremoto, ante la indigencia sonada, enfermedades, tales como el cáncer, etcétera, todos nos volcamos, nos aterramos, ayudamos, nos conmovemos todos en general, tanto individualmente como a nivel de empresas como gubernamentales y comunidades autónomas.

Estas noticias relevantes salen en prensa, radio o televisión y se entera toda España y parte del mundo, pero eso sí, se encargan muy bien de destacar cuanto han donado y quienes lo han donado.

Sin embargo, tenemos infinidad de casos de personas mayores solas a las que no se les presta mayor atención.

No me refiero a los mayores capacitados para moverse de acá para allá, no, me refiero a los más desfavorecidos, los que se dejaron la piel en trabajos que nos ayudaron a ser y tener lo que hoy disfrutamos. Personas de muy escasos recursos y familias disgregadas, si es que tienen algún familiar.

Para estos casos, existe un voluntariado: para sostener el servicio de voluntariado, las ONGS necesitan subvenciones, las que lamentablemente llegan muy a largo plazo.

Toda esta situación me entristece, me hace pensar, ¿qué pasa con nuestros mayores más desfavorecidos? Tantas grandes empresas con grandes beneficios económicos y de gran renombre, conocidas por toda España, ¿no se conmueven y destinan una módica cantidad para tan magna labor?

Carmen Gil P.

Málaga