El presidente del Gobierno, el socialista Rodríguez Zapatero, ha pactado con el aspirante a ocupar su cargo, el conservador Mariano Rajoy, una medida histórica: la privatización parcial de las cajas de ahorros. Ahora se irá viendo cómo se regula el proceso y hasta dónde llega la participación privada, pero lo cierto es que las cuotas participativas de las cajas tendrán derechos políticos en el futuro. El antes y el después, con los matices que se les quiera poner, está claro. La izquierda ha claudicado. Gana la banca y la derecha; a la postre, el capital. Estamos probablemente ante la que será la noticia del siglo desde un punto de vista financiero, puesto que las cajas españolas son más que centenarias y nunca tuvieron capital privado.

Aunque no lo explicitaron, no hace falta ser un lince para descubrir el nuevo objetivo común: reducir el poder e influencia de los gobiernos autónomos en las cajas, de las que ahora son supervisores, del mismo modo que el Banco de España. En definitiva, está fraguándose la primera gran medida de recuperación de poder de Madrid frente a las autonomías, cuya capacidad de controlar sus cajas y de prohibir fusiones entre entidades de diferentes comunidades siempre ha inquietado al Banco de España y al propio Gobierno, del mismo modo que a la oposición conservadora.

El acuerdo parece nuevo pero no lo es tanto. El Gobierno socialista lleva ya varios meses trabajando en ese escenario para dotar de derechos políticos a las cuotas participativas, unos instrumentos parecidos a las acciones, que tienen derechos económicos –permiten, por ejemplo, el cobro de dividendos–, pero que a día de hoy no dan derechos de voto (derechos políticos) a sus titulares. Con la medida acordada se abre, por tanto, la puerta a la privatización de las cajas, lo que desembocará en un nuevo escenario para el sector financiero, donde las entidades de ahorro ocupan más o menos la mitad del terreno de juego que le disputa la banca privada.

Las cuotas sin derechos políticos, creadas en 1990, fueron reformuladas en 2004, si bien su alcance sigue siendo muy limitado. Para las cajas, especialmente en momentos de crisis como los de ahora, puede tratarse de un instrumento valioso, ya que permiten captar recursos y reforzar los ratios de capital, al computar como recursos propios de primera categoría (tier 1, en el argot de los financieros). Caja Mediterráneo, más conocida por la CAM, pionera en la emisión de cuotas participativas, dio el paso cuatro años después de regularse su emisión y con ello logró captar unos 300 millones de euros. Pero no pasó de ser un mero ensayo. Lo importante está por llegar.