La presión política y mediática sobre el presidente Zapatero se intensifica para que tome medidas, se supone que neoliberales, ya que la mayoría de los socialdemócratas se refugian en el silencio o en el escapismo. La izquierda tiene un gran problema, que no es solo electoral, le falta discurso político y económico ante la crisis. Lo último que sabemos del secretario de Ideas y Programas y vicepresidente de la Fundación Ideas, Jesús Caldera, es que participó en un chat del canal www.psoe.es, en cuyo resumen se destaca la conveniencia de dar la batalla a los especuladores de forma concertada. No parece que así pueda llegar muy lejos el PSOE ni la socialdemocracia española. Incluso aunque el valor emergente José Blanco apele también al mismo discurso, al denunciar a ese gran ejército de hackers financieros que permanecen en el anonimato haciéndose llamar a sí mismos ´los mercados´ y que se han aficionado a jugar a la ruleta con las economías de los países y con el bienestar de todos. Evidentemente, el problema de España no está solo en los especuladores. Cabe esperar más del PSOE y de su Gobierno que la identificación del enemigo exterior. El hecho de que Blanco sea el político mejor posicionado ahora mismo en el Gobierno y en su partido dice mucho a su favor pero revela también que no hay un referente solvente ni al frente del Ejecutivo ni del Ministerio de Economía. Desde la marcha de Pedro Solbes, hay un gran vacío a la hora de encontrar un criterio económico sólido en el Gobierno. Si en algún momento estuvo justificado un cambio en el Gobierno y de política de gobierno es éste. Con ello no se trata de asumir el discurso catastrofista pero comprensible de la oposición conservadora ni las presiones de los neoliberales que coquetean con la izquierda moderada, en la medida en que el nivel de deuda de España sigue estando muy por debajo del de otros países industrializados. El problema financiero es del déficit anual, que se ha disparado mucho y en muy poco tiempo, y que requiere una corrección inmediata, hasta conseguir que aumente el PIB, repunte un poco la inflación, se incremente la recaudación fiscal y se recorte el gasto público. Es evidente que hay que tomar decisiones, pero también se pueden tomar con criterios socialdemócratas, implicando por cierto a las administraciones territoriales gestionadas por el PP, que encima siguen gastando y echándole la culpa al PSOE.