Piratas globales, policías locales. Bajo ese esquema será imposible un nuevo orden capitalista. Hay quien dice que ´orden capitalista´ es una contradicción en los términos, y el capitalismo siempre ha pescado sus peces grandes en las aguas del

desorden; pero, carajo, hasta en ese desorden había policías. Ahora nada. No hay noticias de que alguien esté, al menos, reuniendo datos e información sobre los especuladores que se forran apostando a la baja, echando abajo cotizaciones y expandiendo rumores falsos. Temo que tampoco haya un tribunal que pueda juzgarlos. ¿Podemos creer en una globalización sin unos mínimos de orden, aunque sólo sea para regular el tráfico? Se pone en solfa al euro, en lugar de cuestionar una globalización sin reglas ni policía para hacerlas respetar: un peligroso mar dominado por la piratería y en el que ni siquiera se busca a los piratas.