Me acordé de él cuando leí la noticia en el Times del 8 de marzo pasado. El servicio de inteligencia británico, el MI5, había desclasificado la documentación de la operación ´Copperhead´. A partir de febrero de 1944 el objetivo de esa operación fue fabricar información falsa que confundiera a los alemanes sobre el lugar y el momento de la inminente invasión aliada en la Francia ocupada. Allí en el Times estaba la foto de Meyrick E. Clifton-James, el actor que había sido el doble del general Montgomery durante las semanas anteriores al desembarco de Normandía el 6 de junio de 1944.

Recordé cómo lo conocí. Llevaba su uniforme de general y se cubría con una copia de la famosa boina de tanquista de Montgomery. Estaba recostado, junto a su esposa, sobre la arena de una playa cerca de Estepona. Era un frío día de marzo en 1958. Se protegían del viento desapacible detrás de una barca de pesca varada en la arena. Estaban sirviéndose el té de un termos azul pálido. Me ofrecieron una taza. Ambos eran muy amables. Yo estaba encantado con mi modesto trabajo temporal como traductor en la película ´Yo fui el doble de Monty´. Dirigida por el competente cineasta inglés John Guillermin e inspirada en el libro de Clifton-James sobre sus aventuras como el doble del general Montgomery en ´Copperhead´. En la película Clifton-James hacía dos papeles: el del general y el de su doble – él mismo – durante aquellos meses críticos para los contendientes de la Segunda Guerra Mundial. Como actor fue espectacularmente eficaz en ambos.

Fue David Niven el que lo descubrió en Leicester. El famoso galán de Hollywood había dejado los placeres de la ciudad californiana para unirse al ejército de Su Majestad. Enseguida supo que Clifton-James sería un doble perfecto del general Montgomery. Un actor de segunda fila en la vida civil, desempeñaba entonces las funciones de oficial administrativo en el departamento de pagos del ejército. El plan ideado por los servicios secretos ingleses era aparentemente simple. Llevarían al doble del general Montgomery a Gibraltar y al norte de Africa para hacer creer a los alemanes que la invasión del continente europeo no era inminente.

El falso general no tuvo ningún problema. El teniente coronel Ignacio Molina Pérez era el oficial de enlace entre el gobierno español y las autoridades británicas del peñón. Según el Times, el militar español trabajaba también para el espionaje nazi en la zona del estrecho. Los ingleses lo sabían. La puesta en escena tuvo que ser impecable. Gracias a un ´descuido´ de un alto cargo británico, el teniente coronel Molina Pérez pudo observar el recibimiento oficial al supuesto general Montgomery en la residencia del gobernador de Gibraltar. 20 minutos después llegaba a Berlín la información: Montgomery había aterrizado en Gibraltar, camino del norte de Africa. El engaño fue tan perfecto que el comandante en jefe de las fuerzas alemanas de ocupación en Francia, el legendario general Rommel, decidió tomarse unos días de descanso junto a su familia en Alemania.

Recuerdo en aquella playa de Estepona a unos jóvenes malagueños (algunos eran amigos míos) haciendo de comandos alemanes en un intento de secuestro del general inglés, la única parte de la película que no está respaldada por la realidad. Desembarcaron en aquella desértica playa para las escenas del asalto a la residencia de Montgomery. Se suponía que estaban en algún lugar del norte de Africa. La residencia era el castillo del Bil-Bil en la costa de Benalmádena. Cosas del cine. Fue muy divertido y todos lo pasamos muy bien. Incluídos Clifton-James, el doble de Monty, y el gran John Mills, espléndido en el papel del coronel Harvey. Por cierto, nos alojaron a todos en el Reina Cristina de Algeciras. Quizás entonces comenzó mi fascinación por la magia de los grandes hoteles.