Acaban de proclamar que cada español gastará 80 euros en ropa de rebajas. No lo cobran por el banco y luego vas a escoger a la tienda ni es un sacrificio obligatorio como la bajada de sueldos a los funcionarios porque ha habido una estafa universal. Es una media. Uno gasta 160 euros; otro, nada y los dos gastan 80 aunque uno lleva más apresto que otro.

Igual que aseguran que gastaremos 80 euros dicen que las rebajas están en medio de una subida fiscal cuyo efecto se diluirá en un entorno de gran incertidumbre y recortes que lastran la reactivación, lo que, aún sin saber qué significa, da miedo y no estimula la compra de un bañador de flores, sea de cro, sea de sra. El bañador en un entorno de gran incertidumbre resulta ridículo o provocador.

Será que como consumidores tenemos la confianza hundida en 13 puntos y eso es como una depresión de gasto, en vez de una euforia, que es a lo que estábamos acostumbrados y lo que propulsaba el país.

Hasta el Rey lleva 18 meses sin comprar un traje. Por austeridad. Perderá algo de sueldo –porque cobra del Estado– pero no le afecta la reforma laboral: ni le van a prejubilar, ni a jubilar, ni será más barato despedirle. Al rey no se le puede despedir sin razón, como se ha hecho con medio millón de españoles el año pasado. Al rey se le despide por República y eso es una razón de peso. El entorno real no es de gran incertidumbre y los recortes no van a lastrar su recuperación. Lo mejor es que el Rey salga a comprarse un traje con sus 80 euros y los 80 que no va a gastar otro. El que no tiene traje es porque no quiere y el traje no es tan imprescindible como la imprescindible falda larga hasta los pies para este verano. En Elle publican que la encuentras en Zara por 59,95, de seda; en Primark por 15 o, por no irse a los extremos, en H&M por 29,95. Hasta 80 euros puedes comprar más prendas.