Al margen de lo ocurrido anoche, antes ya se había logrado lo más importante, pues más aún que ganar importa llegar arriba con el mejor estilo. Estos chicos, y su magnífico jefe, han dado un soberbio ejemplo moral, con enseñanzas tales como el valor supremo de la colaboración, la eficacia del trabajo en equipo, la superioridad del que sabe dominar al propio ego, las buenas prácticas del mando y las ventajas del buen rollo entre colegas. Esto lo aprenderán millones de niños y de jóvenes: la mejor educación para la ciudadanía. Más difícil será que lo aprendan tantos jefes tiránicos como pueblan los centros de trabajo, creyentes en la eficacia del látigo, tantos compañeros de trabajo que para medrar recurren a la zancadilla o a la insidia, tantas estructuras de poder en las que la gasolina es la adulación. Pero, aunque tal vez sea tarde para que cambien, al menos podrán ver que el triunfo se alcanza de otro modo.