Hay personajes cuya imagen más real se obtiene haciendo zapping, encontrándoselos de pronto saltando entre cadenas. Aunque lo que viene tal vez sea un modo de hacer virtud de la necesidad, lo cierto es que, por falta de tiempo y de interés, del debate he visto solamente un momento –en el saludable zapping de antes de ir a la cama– el de la respuesta de ZP al portavoz de ICV, ya en la cola del primer día. Para mi sorpresa, me he encontrado con un ZP entero, entregado a su nuevo discurso-de-la-realidad-de-las-cosas, después de años de raptos, visiones y quimeras. Ese ZP que está de vuelta de los sueños, melancólico y maduro, con el espinazo roto después de la caída, y el rostro surcado por las injurias de la praxis, redimido ya de tanto zapping de gobierno con medidas aleatorias o arbitrarias, tal vez esté ya fuera de carrera, pero por fin resulta convincente.