Después del debate sobre el estado de la Nación, me aferro a mi seguridad de que este país está en el triunfo de la selección de fútbol y no en ese encuentro parlamentario. Son dos mundos diferentes y contrapuestos. Son dos escenarios entre los que tenemos que elegir uno y, para mí, no cabe duda de cuál debe ser. Dicen algunas encuestas que Rajoy le ha ganado a Zapatero por la mínima, lo que podría derivarse en un similar acortamiento de distancias en los próximos sondeos electorales. Porque a nadie le gusta inclinarse por que gane las elecciones aquél que no gana un debate que tendría que ser trascendental. Además, con permiso de mis compatriotas consultados ahora por los medios, no veo ninguna razón para decir que Rajoy haya ganado, aunque sea por la exigua diferencia de un punto. El presidente del Gobierno, que reconoció muchos de sus fallos o errores, vapuleó vigorosamente a su adversario con la razón de fondo de que éste no tiene o no muestra un programa de gobierno y de que no ha movido un dedo o no ha arrimado el hombro para ayudar a la salida de la crisis en la que sus amigos nos metieron.

Como el presidente le dijo, tampoco está él como para tirar cohetes y eso, añado yo, cuando falta mucho tiempo para las elecciones generales. Por eso la gran aportación del presidente del PP al debate fue reclamar el adelantamiento electoral, por el temor fundado de que el resto de la legislatura en vigor se vaya volviendo en su contra. Zapatero no piensa ni loco en acortar la legislatura. Pero tampoco tiene mucho mérito pedir a Rajoy que presente una moción de censura, a sabiendas de que la perdería con toda seguridad y de que se vería obligado a explicitar en la campaña un programa del que carece o que no puede exhibir porque entonces se cargaba el invento. Ah! Y al líder de la derecha no creo que le haya beneficiado nada ese desprecio a los pequeños grupos parlamentarios al desaparecer de su escaño cuando ellos intervenían, comportamiento que seguro que ha indignado a todo el mundo, excepto a los enragées. Si yo fuese Rajoy, estaría tan preocupado como Zapatero.