Son dos horas y media de buena televisión, en el límite justo entre el programa de radio muy viva, y el programa de televisión que proporciona imágenes y agranda el contenido del sumario. Se llama Matinal Cuatro, y se puede ver desde las siete hasta las nueve y media de la mañana. No es un magacín al uso, no es un informativo, no es un programa de tertulia, no es un paseo banal por la actualidad, ni tampoco una sesuda y analítica cita de lo que pasa en el mundo y de lo que pasa a nuestro alrededor. Es todo eso. Y se ve tan a gusto, y no hace falta que estés dos horas y pico ante la pantalla porque, aunque se van incorporando novedades, Matinal Cuatro tiene el esquema de los informativos de información continua, con su bucle que repite lo más destacado. Matinal Cuatro cuenta con un equipo ahormado y sin fisuras, y se nota.

Se nota que Roger Persiva y Daniel Serrano están sueltos, disfrutan con lo que hacen, y transmiten buenas vibraciones aunque opinen distinto de lo que tú puedas opinar sobre esto o aquello, justo lo contrario de lo que sientes cuando, por accidente, o por un morbo que alguien tendría que mirártelo, te quedas unos segundos en el infierno diario en que convierten lo importante y lo nimio los asilvestrados tertulianos de las cadenas de extrema derecha. Y en mitad de esos colaboradores, una mujer que está demostrando ser mucho más que un elegante maniquí, como se dice de Ana García Siñeriz en algunos foros del propio programa. En realidad, con las vacaciones, o el puntapié que Cuatro le ha dado a Concha García Campoy, Matinal Cuatro es el único directo por la mañana de la cadena, que desde él enlaza con series de chichinabo hasta Noticias Cuatro.