Haciendo juegos de palabras y contracciones gramaticales imposibles, los malagueños han creado términos únicos como el vepo o el IBM, que no es una marca de ordenadores, ni mucho menos. El alcalde podrá ser considerado, en el futuro, como el padre de la política del poyaque...

Francisco de la Torre es como el Último Mohicano. Interesante estadista. Culto y educado. Trabajador infatigable. Tiene la ciudad en la cabeza... Pasará a la historia como el alcalde que se enfrentó a todos, por lo menos una vez, a lo largo de su gobierno municipal, aunque siempre ha sentido predilección por la Junta de Andalucía, a la que también le va la marcha, por cierto.

En Málaga, gracias a los giros lingüísticos y las contracciones gramaticales imposibles hemos creado términos como el vepo: «Vepo esto, vepo lo otro...» También está el IBM, que no es una marca líder de ordenadores. «IBM por agua, y IBM por un café...» El alcalde, que figura en la Wikipedia, también podrá ser considerado el padre de la política del poyaque... «Poyaque el Cercanías llegará a la plaza de la Marina, ahora que se alargue hasta La Malagueta». Y poyaque estamos, que se prolongue hasta Murcia por si en el futuro se enlaza con Barcelona...

A De la Torre le ha ido bien, de momento. Ahora ha conseguido, a fuerza de ser cansino, que la Junta retire la verja del Puerto, aunque hasta hace sólo dos días defendía lo contrario: quería retranquearla para hacer un tercer carril en el Paseo de los Curas. Es más, la obra estaba a punto de terminar. Apenas le quedan diez metros. ¿Qué pasa ahora con ese dinero? A veces, el fin justifica los medios. No siempre, habría que aclarar. Obras Públicas piensa que este enésimo cambio de idea consistorial sólo responde a la necesidad de crear una cortina de humo que difumine la polémica sobre la esquina de los muelles 1 y 2. Sí, ese emblemático e interminable proyecto que parece el Cristo de los Milagros en la calle Larios: cinco pasos para adelante y cuatro para atrás.

La política del poyaque también ha estado muy presente en la negociación del PGOU, aprobado al fin, aunque sólo de forma inicial. Y en el parque metropolitano de Arraijanal, donde, por cierto, va a ir la valla portuaria como elemento decorativo (siempre y cuando el alcalde no diga lo contrario, aunque no sería una sorpresa que volviera ahora a insistir en el proyecto del puerto deportivo: «Poyaque hay una verja...) Y en la obstinación de construir al norte de las rondas.

En todo caso, la experiencia dicta que esto no ha hecho