Después de tres semanas ya tengo perspectiva para apostarme hasta el flequillo como dice mi amigo Nacho. Estuvieron hace varios días aquí en Málaga, y nos impresionaron a no pocos, ideas nuevas, tecnologías para un nuevo futuro o técnicas revolucionarias para predecir que pasará con el medio ambiente. Pero, ¿eran todos mentes brillantes? Mentira. Muchos lo que tienen es un tinglado que se han montado a su alrededor y hablan y hablan de lo mismo, y cobran y cobran por lo de siempre y lo consiguen porque lo hacen con cierta labia o porque los que los escuchamos somos tontos de caernos.

No voy a hacer un exhaustivo listado de los ponentes pero sí he de deciros que algunos decepcionaron bastante, otros son profesionales de la telepredicación y otros finalmente sí que son grandes destacadas figuras en su campo, los menos.

En cualquier caso mucho más brillante me parece a mí quien consigue llegar a final de mes con la que está cayendo o aquel que dedica su vida, su tiempo y sus conocimientos a ayudar a los demás altruistamente, como todos aquellos anónimos que están en Tanzania, Ruanda o algún otro país africano y que por supuesto no saldrán en ningún programa de viajeros por el mundo.

Creo que este evento es bueno para Málaga, no voy a entrar en detalles de la organización, pero lo que es realmente de gente brillante es encontrar dinero para la entrada del evento, que fue muy cara.

En cualquier caso, dedicarte a contarle a la gente cómo ser feliz desde un escenario de tres metros de altura es como decirle a un loco que se cure con el manual de Psiquiatría que tiene en aquella estantería. Pero es que hablar de la felicidad últimamente está de moda y mola un montón, además de ser súperlaico siempre funciona, porque eso es lo más importante, la felicidad de uno y ser tolerante, que los problemas de los demás no te salpiquen, cueste lo que cueste.