Casi la mitad de los malagueños con derecho a voto se quedó en su casa en las pasadas municipales. Un sonoro fracaso de los partidos que tratan ahora de repetir para los comicios de mayo de 2011 gracias al aburrimiento colectivo al que someten a los malagueños. Los movimientos estratégicos de estas últimas semanas invitan al ciudadano a despegarse de la política, pues intuyen que más que solucionar problemas, los crean. Es el arte de desbloquear un proyecto para bloquearlo en el siguiente paso administrativo e iniciar una nueva confrontación con argumentos distintos.

Aquí, en estas lides, somos expertos. Algo así ha sucedido estos dos últimas semanas con el Campamento Benítez y el bulevar sobre las vías del AVE, dos proyectos que el PSOE ha liderado para desbloquearlos pero que en realidad siguen en el mismo estadio debido a la letra pequeña del contrato. También es conocida de sobra la tendencia del alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, de sopesar más días de la cuenta cualquier proyecto, de buscarle ese metro de más, de precisar la última precisión... No es nada nuevo, aunque en estos dos casos barrunto que tratan de darle gato por liebre y refugiarse una vez más en su consabida indecisión.

Y esta conjunción de males que padecen nuestros gobernantes se da con toda su agudeza en el Benítez y en el bulevar. El Gobierno y el PSOE orquestaron una (legítima) estrategia para presentarse ante la sociedad malagueña como los garantes del proyecto y filtraron que Adif enviaría al Ayuntamiento un convenio donde se mostraba de acuerdo para ceder el suelo y negociar más tarde las compensaciones que el Ayuntamiento no reconoce. Cuando el alcalde ha tenido en sus manos los papeles (con un lamentable post-it incluido en el que se ordenaba que no llegaran antes del lunes), se encuentra con que no se trata de una autorización para iniciar las obras, sólo para la ocupación anticipada del terreno. Vamos, que el alcalde y sus concejales tienen vía libre del Gobierno para irse de camping pero no para iniciar las obras. Un tremendo sinsentido que deberá aclarar el Gobierno.

Igual de absurdo pueden resultar las complejas negociaciones para que Málaga disfrute de un ambicioso parque en el Campamento Benítez. El Gobierno trata ahora de camuflar el electoralismo que en vísperas de las anteriores municipales realizó la entonces ministra de Fomento, que en marzo de 2006 anunció la construcción de un Museo del Transporte, en el que se invertirían 300 millones de euros, y que calificó como el «Picasso del Transporte». Un eslogan redondo para otro castillo de naipes. Ahora, Fomento da otro paso calculado para apostar por una gran parque, petición que desde hace años mantiene el Ayuntamiento, pero con unas exigencias que a De la Torre no convencen. Intuye que en el partido rival se han especializado en darle gato por liebre.