Las salas que la Casa Natal posee en la plaza de la Merced acogen desde el pasado martes la exposición Picasso: La belleza múltiple, una muestra que recorre los diversos conceptos de lo hermoso en la producción gráfica del autor del Guernica. A través de 53 grabados del genio malagueño, fechados entre 1904 y 1971, el visitante puede observar cómo la representación de la belleza va cambiando con el tiempo en sus creaciones. La exposición, que se nutre de los propios fondos de la Fundación Casa Natal, resulta estimulante. El único inconveniente es que para disfrutar de ella hay que contemplar la antítesis de lo bello en las obras que se llevan a cabo a las puertas de la sala expositiva. La primera plaza que Picasso vio en su vida está siendo transformada. Y mucho.

El resultado final puede que sea una maravilla, pero a día de hoy asomar la cabeza por allí es tentar a la suerte, ya seas peatón o conductor. No entiendo mucho de obras, pero creo que la celeridad con la que el Ayuntamiento quiere terminarlas está causando más de un trastorno, sobre todo a los conductores discapacitados que necesitan acudir al Centro Histórico –a los que les han quitado de golpe y sin reemplazo cinco plazas reservadas– y las hermosas jacarandas. Pero lo que más me preocupa es la pérdida de solera y autenticidad. Málaga es la última ciudad de España en aciertos en cuanto a remodelaciones de plazas. Me explico. ¿A alguien le agrada la plaza de la Marina? ¿Y la de Félix Sáenz? No pienso hablar de la de Uncibay ni de la del Siglo porque debo sufrirlas a diario. Todas han sido modernizadas, sí, pero contrariando el motivo de la exposición de la que hablaba al principio: la belleza.

Renovar la Merced y su entorno puede que sea suficiente para Francisco de la Torre, quien, no obstante, no tiene muy claro cómo se las va a apañar para aumentar los metros de la Casa Natal –que lo pide a gritos desde siempre–. Hay en proyecto una ampliación, señalaba el edil en la rueda de prensa de la presentación de Picasso: La belleza múltiple. Pero no supo o no quiso concretarlo. Bueno, vino a decir que la idea es incorporar los inmuebles colindantes pero sin molestar a los vecinos. Imagínense la cara de los que escuchábamos tales afirmaciones –y eso que le preguntaron si podía precisar en qué punto se encontraba ese pretendido proyecto de ampliación–. Hay mucho de improvisado en la plaza de la Merced. Como también creo que lo hay en la fecha de apertura del Thyssen. Puede que todo sea una cortina de humo para ocultar lo importante. Porque las grandes inversiones y los grandes retrasos están en Tabacalera.