El Partido Popular de Málaga tiene mucho ingenio y es capaz de abrir nuevas y sugerentes formas para descubrir qué les falta para ser atractivas para el turista las ciudades donde gobierna. Cuatro concejalas del PP en el Ayuntamiento malagueño se echaron a la calle y recorrieron el casco histórico para conocer sus carencias o, al menos, las que podría detectar el turista. Para este viaje no se necesitan tantas alforjas y después de tantos años gobernando la ciudad de Málaga uno pensaba que deberían tener más que masticado y digerido el estado de la ciudad. Sus conclusiones, como ellas mismas, son contundentes. Málaga ni tiene color ni tiene macetas; le falta colorido, y vivir más en verde. Es un pelín guarra, por la suciedad histórica.

Las señoras concejalas Carolina España, Ana Navarro, María del Mar Martín y Gemma del Corral, todas ellas sonrientes y perplejas, parecen haber descubierto la pólvora. Si esto es gobernar a pie de calle, bienvenida sea su romería. Es de esperar que otras ciudades donde gobierna el PP se sumen a la iniciativa. Ganarán, sobre todo, los viveros públicos y privados. El floripondio es palabro político que debe sumarse al ya sabido y manido mantra de la derecha: austeridad, austeridad y austeridad (con el permiso de la alcaldesa de Fuengirola, Esperanza Oña y a la espera del parto de los montes de la renta e ingresos de Javier Arenas, porque de doña Dolores de Cospedal, la política mejor pagada de España, sólo hay que esperar, y es mucho esperar, que deje uno de los dos sueldos que cobra).

Pero lo dicho. Nueva fórmula de hacer política que si prospera se debe patentar, orgullosos de ser Málaga la ciudad que marca pautas y abre vías de cercanía a los ciudadanos. No debe sorprender que estas cuatro concejalas se sorprendan de que hay contenedores indeseables, de fachadas apuntaladas, de caballos que hacen sus cosas al aire libre, de que hay plazas que son vertederos de basura, con la sabida falta de limpieza que hace de Málaga ciudad estar entre las primeras de España como más sucias; lo mismo han descubierto, también, de que hay calles donde la Semana Santa no parece haber terminado con su reguero de gotas de cera sobre el asfalto. El alcalde Francisco de la Torre debe estar agradecido a que cuatro concejalas de su equipo le hayan dicho lo que él ya sabe desde hace años. Pero ¡ y lo que mola un paseo por la ciudad, cámaras en ristre, para ganarse primeras de los periódicos!

Creo que estas concejalas (¿por qué no «concejalos»?) deben seguir con su apasionante y educativo pasear por la ciudad, no sólo por el casco histórico aunque esté motivado para acercarse al mismo desde los ojos de turista, y abrir sus rentables paseos por barriadas extremas porque, oiga, (palabra copiada del argot «rajolyano») también quienes no son turistas tienen derecho a tener una ciudad amable, alegre, llena de colorido y hasta verde. Me imagino que ya preparan nuevas romerías: Estas concejalas son de armas tomar y no nos van a dejar en ridículo. Carolina, Gemma, Ana, María del Mar, adelante y a hacer patria. Tenéis que sumar a Teresa, la guinda.

P.D.- (1) Rafael Gómez Sánchez, más conocido como Sandokán, pretende seguir la estela de su bien amado y ya desaparecido Jesús Gil. Quiere saltar a la política andaluza y no es baladí. Tener un diputado puede ser clave para el futuro gobierno andaluz. Es de esperar que fracase como le sucedió a Gil.

(2) Esperanza Oña, gallarda y dura defensora de las teorías más liberales y austeras del PP, ha dado la nota. Ni en su propio partido entienden las espectaculares subidas del sueldo de los ediles del Ayuntamiento de Fuengirola. ¿Con qué argumento defenderá la austeridad del PP?