En Los Hermanos Marx en el Oeste, los protagonistas consiguen solventar todas las dificultades, llevando el tren hasta su destino utilizando como combustible la madera de los propios vagones, que se quedan en el esqueleto. Groucho grita una y otra vez: «¡Traed madera!» (habitualmente traducido por «¡Más madera!») en una secuencia inolvidable. Los mercados, ese objeto no identificado que nos sirve tanto para echarle la culpa de todo lo que pasa como disculpar nuestra incapacidad para resolver nada, están pidiendo más madera cada diez minutos y España y Europa están atravesando uno de sus peores momentos. ¿Va a quebrar Grecia? ¿Sobrevivirá el euro? ¿Tendrá que ser España un país intervenido? ¿Soportaremos la altísima prima de riesgo de la deuda? ¿También caerá Italia?

Nadie tiene la respuesta a estas preguntas y eso es lo más preocupante para todos. ¿Impotencia, errores en los planteamientos, falta de ideas, incapacidad para tomar medidas? El tsunami económico no sólo amenaza las bolsas, el empleo, los ahorros de tantos ciudadanos, el Estado del bienestar o la tímida recuperación económica, sino todo el sistema económico occidental. Incluso Obama acaba de decir que Estados Unidos puede quebrar si no soluciona el problema de su deuda o reduce drásticamente el gasto, especialmente el militar y el de la sanidad. ¿Y qué estamos haciendo? Más bien, poco. La intervención del Banco Central ha sido como la del enfermo que se toma una pastilla para bajar la fiebre: se actúa sobre los síntomas pero no sobre el mal. Llevamos meses haciendo lo mismo. El presidente Zapatero ha pedido que Europa se movilice, pero hay que ver si le escuchan.

Es un momento complejo en Europa porque Alemania y Francia pueden estar tentadas a dejar a los más débiles en el camino. Y si eso sucede, todos –también Francia y Alemania- nos vamos a acercar al abismo. Europa necesita reafirmar su fe en el euro, su compromiso de respaldo a todos los miembros y su apuesta para dar más peso político y económico a la Unión. Europa necesita ser más la Europa de los ciudadanos. En España más que un adelanto electoral lo que sería necesario es un pacto de todas las fuerzas políticas para salir de la crisis.

Un acuerdo urgente sobre medidas concretas y pactadas. Un Gobierno interino dispuesto a quemarse hasta que lleguen las próximas elecciones. España es, todavía, un país solvente. Es la hora de la responsabilidad, no de los intereses partidistas. El Gabinete de crisis debería estar reunido buscando soluciones desde hace semanas en Europa y en España. Echar más madera a la locomotora sólo servirá para que los vagones se queden vacíos.