Estimado visitante durante la Feria de 2011, espero que no se haya perdido por la ciudad, siga las indicaciones, le doy unos datos para que sepa por dónde se encuentra. Si cuando entra a la ciudad aprecia cómo la gente cruza por donde quiere, sin mirar y con un claro peligro para sus vidas y un susto para el conductor, no lo dude, está en Málaga, ha entrado usted por mi querido barrio de El Palo, verá un nuevo y flamante campo de fútbol pero tenemos esa mala costumbre de cruzar por donde nos da la gana.

Si se encuentra en una calle rodeada de descamisados sudorosos con bebidas en las manos y berreando cualquier canción de verano, no lo dude, está usted en la Feria de Málaga en su versión del Centro y se celebra durante el día. No todo es como usted lo ve, también es cierto que gracias a algunos colectivos, peñas o cofradías algo de la esencia de la mejor Feria de Málaga queda, pero lo que hay por la calle se asemeja a un macrobotellón, una lástima. Si continúa hacia el oeste y llega a una gran explanada ha llegado usted al Cortijo de Torres, la llamada Feria del Real, al lado de los polígonos. Si entra por la zona de la juventud no pensará usted que está en ninguna feria, es la continuación de lo que en el Centro le pareció una orgía de descamisados y si pasa unos minutos por allí comprenderá el porqué de la eficaz vigilancia policial. Al noroeste del recinto ferial entrará por la zona de las peñas y colectivos, donde se encuentra el público mas familiar y casetas que se mantienen en la feria año tras año desde que estaba en Teatinos; casetas como El Portón, El Péndulo, La Espiga o La Rebotica, esencia de lo más parecido a lo que entendemos como una feria andaluza. En la zona de los carricoches, como se llaman aquí, no encontrará nada diferente a otras ferias: el barco vikingo, la sartén y los coches de choque. Eso sí, sabrá que es Málaga si por la megafonía intentan venderle una hamburguesa Uranga.