Puesta a recoger noticias actuales y a través de medios de información tropiezo con algo que me ha interesado profundamente «efemérides de vidas representativas» son noticias que atraen la atención de muchas personas, a otras no tanto, de ahí la selección de cada lector.

Recojo: «el 29 de junio de 1951 fue la ordenación sacerdotal de aquel joven Joseph Ratzinger, hoy Benedicto XVI», y recojo esta información por la impronta decisión que supone aquella opción de aceptar con valentía aquel camino que Dios le pedía, merece la reflexión que hago, porque veo lo favorable que ha supuesto ese punto de partida para la vida actual de la Iglesia. 60 años de dedicación a su ministerio sacerdotal, máxime tratándose de quien hoy hace cabeza en la Iglesia Católica y de ahí la felicitación de sus seguidores.

Aquel joven con experiencia del mundo decidió escoger ese camino, carisma que fue adquiriendo en el transcurso de sus funciones sacerdotales, a los católicos nos interesa su trayectoria, sus escritos y todas sus publicaciones. En el libro titulado La sal de la tierra que recoge una amplia información con la vida de la Iglesia y su relación con el mundo exterior a través de una conversación mantenida con Peter Seewald, en el que trata muchos temas que el hombre quiere conocer, la duda sobre su fe, si el camino será certero, el Papa responde a esas dudas diciendo: «la imagen de una estrella deteriorada desintegrada no nos sirve, el sentido del cristianismo, es siempre como el grano de mostaza, y precisamente por eso vuelve siempre a rejuvenecer».

Su lectura abre un camino ilusionante de reflexión y espera y en esos tiempos de espera es cuando vendrá a España Benedicto XVI. De ahí las herramientas de los cristianos que nos sirven de información, cauce de cualquier acontecimiento que nos lleve a conocer de buenas manos los recorridos de la Iglesia.

¿A que viene el Papa a España? Viene a darnos la Buena Nueva, a compartir alegría y deberes, confianza y obligaciones. Por eso, cuando se recibe una gran alegría existe la necesidad de contarla enseguida, de compartirla con alguien, porque sino, no es una alegría completa, así ocurre con lo que quiero transmitir. También en este gran libro se comenta que ya San Agustín utilizaba el ejemplo de aquel padre que tenía la enfermedad del sueño, cuyo hijo continuamente le despertaba porque ese era el único modo de curarle.

El Padre insistía «déjame dormir estoy agotado» y el hijo respondía: no, no puedo dejar que duermas y esa es, proseguía San Agustín la función de un obispo –no puedo consentir que sigáis durmiendo– ¿A que viene el Papa a España? El Papa viene a despertar a tantos jóvenes que viven en el letargo del sueño cómodo y a alentar a los que les siguen a mantenerse en su fe, y a caminar con esperanza, con ilusión y alegría. ¡Con ese don de Dios se puede construir la paz! De ahí me viene el recuerdo de esos Legionarios que construyeron la paz. Y, ahora una vez más, demuestran su valentía en su decisión personal. La Legión desfilará por Madrid el próximo 19 de agosto, con motivo de la visita del Papa. Cabe destacar entre ellos el Cristo de la Buena Muerte de nuestra cofradía malagueña de Mena, con la que desfila habitualmente la Legión.

También cabe destacar que todos los participantes serán voluntarios, según fuentes militares, aseguran que las dietas, manutención, traslado y alojamiento serán costeados por la propia organización del evento, sufragada por aportaciones personales... y no recaerá en los presupuestos de Defensa, es un dato pueril comparado con la grandeza del momento que España va a vivir. Pero la información va por ahí... son comentarios sueltos, que a veces los propios malagueños no presentes en el mundo cofradero puedan no conocer.

En sus 60 años de dedicación a la Iglesia en este su aniversario redondo se puede destacar el tiempo entregado a su ministerio sacerdotal, por eso la Iglesia se llena de reconocimiento a su generosidad, a su edad avanzada, a sus limitaciones superadas con gran esfuerzo, así en una entrevista comentaba no hace mucho: «a medida que nos hacemos mayores nos damos cuenta de que flaquean nuestras fuerzas que no son suficientes para todo lo que quisiéramos hacer y es momento de dirigirse a Dios para decirle, ahora ayúdame Tú».