Agosto vive sus últimas horas sumido en un sueño intranquilo. Es un mes deseado y ansiado por muchos, pero inevitablemente indigesto. El que ha cogido vacaciones, suele terminar el mes con el cuerpo cortado ante la perspectiva de la vuelta al trabajo. El que se ha quedado al pie del cañón, empieza a estar harto de ver pasar por su ventana la Feria, los grupos de turistas y la abulia, que se expande por la ciudad ante el calor y la falta de actividad. Aunque peor lo tienen aquellos que están en el paro, con meses llenos de incertidumbre y preocupación. En definitiva, que septiembre está a la vuelta de la esquina frotándose las manos para cogernos desprevenidos y recordarnos que agosto no ha sido más que un sueño (o pesadilla, según el caso).

Ahora se acabaron las excusas. El cambio de gobierno tras las elecciones municipales, la entrada de nuevos concejales o la llegada del verano han ido acumulándose como explicaciones, más o menos razonables ante la falta de soluciones políticas. Los equipos de gobierno y la oposición se tienen que poner las pilas para dar respuestas, que las preguntas ya las sabemos. El Ayuntamiento de Málaga tiene, por lo pronto, el reto de poner en marcha un PGOU que parece llegar en el peor momento de la crisis, con demasiadas incertidumbres sobre el futuro de los proyectos previstos y con tantos cambios en el texto original que hacen dudar de su aplicación práctica.

La Diputación también se encuentra ante otro reto, como es desarrollar el primer presupuesto de la presidencia de Elías Bendodo y la demostración, más allá de argumentos retóricos, de que este organismo tiene utilidad para los pequeños municipios de la provincia. De hecho, estos dependen mucho de lo que pueda aportar esta administración en los próximos años, ante la caída de ingresos y de recursos, que está estrangulando a los ayuntamientos con poco margen de maniobra.

Precisamente la deuda se ha puesto de moda en la política municipal. Hace no muchos días, este periódico ponía de relieve los problemas económicos por los que pasan los municipios de cierta importancia de la provincia, que deben reducir estar carga financiera sin renunciar a mantener unos servicios sociales adecuados y cierto nivel de inversión, necesaria para fomentar la actividad económica. Se aceptan ideas.