Trece grandes proyectos de inversión en la provincia permitieron la llegada de más de 7.000 millones de euros en los últimos diez años. Eso sin contar con otros, también importantes, que duplicarían esta cantidad. Sin embargo, hay cierta sensación de que hemos avanzado mucho para quedarnos casi como estábamos. Tenemos el AVE, el aeropuerto se está duplicando y los accesos a Málaga por carretera se han multiplicado. ¿Qué nos falta?

Hay cosas sorprendentes. Hemos sido capaces de gastarnos miles de millones en diversas infraestructuras, pero no se ha sabido afrontar el demandado saneamiento integral de la costa. Es una reclamación histórica. Todos reconocen su importancia para la provincia y el futuro del turismo, la única industria de relevancia que queda a Málaga y con la que nos jugamos mucho en esta situación de crisis. Pero ningún gobierno ha sido capaz de completar el control de los vertidos de aguas residuales al mar. El resultado es un agua sucia, con natas y residuos flotantes, que dañan nuestra imagen y cuestionan la calidad de un destino turístico que tanto esfuerzo ha necesitado. ¿De qué sirve que políticos, empresarios y trabajadores trabajen juntos por la calidad del servicio si el mar y la playa, principales activos de Málaga, no están a la altura?

La situación del saneamiento es uno de los grandes misterios de la política en Málaga. Se ha trabajado con parches, ampliando poco a poco una red de depuradoras que está incompleta y ya se ha quedado pequeña. Los futuros recortes presupuestarios no van a jugar a nuestro favor en los próximos años, quizá por esa miopía de muchos políticos, que se apuntan a las modas sin cuestionar el sentido.

Ahora se lleva la austeridad y el mal gestor –que hay muchos– recorta sin ton ni son. No sólo se quitan gastos que son prescindibles, se eliminan o se pone en cuestión inversiones básicas, que son capaces de crear empleo y riqueza. El saneamiento es la prioridad ahora, como es desde hace 20 años. Sólo necesitamos que alguien se crea, de una vez, la eterna promesa de completar esta infraestructura. Por usar un símil futbolístico, Málaga necesita recibir el balón ideal, ese pase de la muerte que asegure el saneamiento de la costa. Es cuestión de voluntad y sentido común. ¿Algún voluntario?